Zagajewski: ‘En defensa del fervor’
Debo reconocer que estoy muy a favor de la ley que ha aprobado la Cámara de Representantes del Congreso de Filipinas con relación a los símbolos nacionales de aquel país. De ahora en adelante, en cuanto lo apruebe el Senado, los ciudadanos estarán obligados a cantar el himno del país, Lupang
hinirang (“Tierra adorada / hija del sol de Oriente, / su fuego ardiente / en ti latiendo está”), siempre que suene en un acto público, “ya sea en directo, por medio de una banda, o reproducido en una grabación de cualquier formato”. Y tendrán que hacerlo “con fervor”.
Supongo que una adenda a la ley explicitará qué se considera exactamente “fervor”, porque lo que a algunos les puede parecer fervoroso, a otros les parece desbravado, sin pasión. Noticias que llegan de Manila hablan de la inversión del Gobierno en I+D para la creación de aparatos medidores de fervor, que instalarían en todos los locales donde de manera habitual se celebren actos públicos, y que estarían siempre supervisados por unos inspectores que serían los encargados de tomar nota si el contador de fervores se mantiene en niveles mínimos. Los infractores podrían ser multados con cerca de 1.800 euros o condenados a un año de cárcel.
Me parece una medida sensata. No hay nada más deprimente que ver a alguien cantar un himno con desgana. El caso más evidente son los futbolistas que juegan en sus selecciones estatales y no se saben ni la letra; si es que el himno la tiene, porque hay casos en los que no la hay, como bien saben los jugadores de la roja .Silahayynosela saben, mueven la boca como si la cantaran, pero no es necesario ser especialista en lectura de labios para darse cuenta de que están fingiendo. Serge Gainsbourg grabó una versión excepcional de La marsellesa con el título de
Aux armes et caetera. Tiene ritmo de reggae y, aunque no se puede decir que la cante de manera desganada, sí lo hace con una cadencia que está en las antípodas del fervor que ahora exigen a los filipinos.
Eso con respecto al canto de la pieza musical. Con respecto a la actitud, en señal de respeto hay que prestar atención y mirar la bandera nacional. Si no hay ninguna, hay que mirar a la banda o al director de orquesta. La nota de Europa Press no lo dice pero presupongo que, en el caso de las grabaciones “en cualquier formato”, se tendrá que observar el altavoz. Nada, pues, de cantarlo mientras consultas el móvil a ver si Paqui te ha enviado un watsap o mientras juegas con el fidget spinner. Muy importante también: los asistentes tendrán que escuchar todo el himno con la palma de la mano derecha sobre el lado izquierdo del pecho, donde habitualmente está el corazón.
No descarto que, antes de la próxima final de la Copa del Rey de fútbol, el Reino de España apruebe una ley parecida, por si acaso la juegan el FC Barcelona y algún equipo vasco. Nos reiremos.
Noticias de Manila hablan de la inversión del Gobierno en I+D para crear medidores de fervor