La Vanguardia

El lector expone Turismo y vivienda

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Arrecia la preocupaci­ón por las consecuenc­ias del turismo: la más grave, el inevitable aumento de precio del m2 en el centro. Para mí el problema es que no se actúa en la dirección correcta. Hay que ver los problemas como oportunida­des. Barcelona ha logrado ser ciudad de moda planetaria, a pesar de la indolencia de sus actuales dirigentes. En Madrid tienen la misma presión turística, el mismo partido que gobierna, pero nadie se queja. Tienen a cambio, y a mano, todas las viviendas que quieran a pie de metro. Esa es la gran diferencia, allí hicieron los deberes en su día. Necesitamo­s aquí un metro hasta Vic o Pineda de Mar o Vilanova i la Geltrú, en vez del triste Rodalies, cada hora y media y si hay suerte .... Si pagas 350 euros al mes por una casita con jardín en Cardedeu, y estás a 20 minutos de la plaza Catalunya, se te pasa la tontería contra del turismo. Y los precios en Barcelona ciudad se contienen. Porque la distancia se mide en tiempo, y si las rondas son una ratonera y no hay futuros cinturones a la vista ni se esperan mejoras de transporte público, el panorama de la Barcelona turística en temporada alta es simplement­e aterrador. Y así la turismofob­ia se contagia sin remedio, mientras los políticos decretan torpes moratorias, en plan avestruz.

Si no aumentan pronto y decentemen­te el transporte público, hasta la cuarta o quinta corona, no respondo de los pobres turistas que vienen a vernos. Los recibirán a pedradas. Si cobran las multas a Airbnb ya tendríamos para un par de trenes en la línea norte… Algo es algo.

JOSEP ROSELLÓ RUBIÓ Subscripto­r Barcelona

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