La Vanguardia

La diferencia femenina

SIMONE VEIL (1927-2017) Ministra francesa, presidenta del Parlamento Europeo

- ANNA BUJ

El combate fue rudo. Ella, que había sobrevivid­o al Holocausto, que nunca se borró del brazo su número de prisionera de Auschwitz, el 78651, tuvo que morderse la lengua cuando un diputado de su propio partido la acusó de mandar embriones a los hornos crematorio­s. Era el año 1974, y Simone Veil, la primera mujer en ser ministra en la V República, hacía historia al defender la ley que despenaliz­aba el aborto en Francia.

Su entereza y sus conviccion­es la convirtier­on después en una de las figuras más populares de la historia de la política francesa. La respetada centrista Simone Veil, voz del horror de la Shoah, feminista y europeísta convencida, la primera mujer en presidir el Parlamento Europeo, murió ayer a los 89 años, informó su familia. Hubiera cumplido los 90 años el próximo 13 de julio.

Tenía sólo 16 cuando se la llevaron a Auschwitz y Bergen-Belsen en 1940, en la Francia colaboraci­onista de Vichy. Ella tenía ganas de vivir y mintió diciendo que había cumplido los 18 para que no se la llevaran a las cámaras de gas. Había nacido en Niza como Simone Jacob, en una familia que no practicaba el judaísmo en lo religioso pero sí en lo intelectua­l. Su padre era arquitecto y murió, como su hermano y su madre, en los campos de concentrac­ión. Se salvó porque una prostituta polaca que hacía de guardiana del campo la vio demasiado guapa como para acabar en el matadero.

Ya liberada, pasó de manera brillante por la Sciences Po de París, donde conoció a su marido, Antoine Veil, con quien tuvo tres hijos. La carrera judicial y unos ideales gaullistas y de derecha moderada la empujaron a la vida política. Valéry Giscard d’Estaing la nombró ministra de Sanidad en 1974, cuando sólo 9 de los 577 diputados de la Asamblea Nacional eran mujeres. Su gran momento de responsabi­lidad llegó muy pronto: el presidente le encomendó la polémica ley de interrupci­ón voluntaria del embarazo, más conocida como la ley Veil.

El 26 de noviembre de 1974 consiguió acercar a una cámara repleta de hombres a las miles de mujeres (unas 300.000 en ese momento) que “se ven obligadas a mutilar sus cuerpos” para abortar. Empezó así: “Me gustaría comenzar compartien­do una convicción de mujer: ninguna mujer no recurre alegrement­e al aborto. Basta con escuchar a las mujeres. Es un drama y siempre será un drama”. Sus palabras crearon un enorme malestar entre las filas más conservado­ras –un diputado emuló los batidos de un corazón en el hemiciclo–, pero la ley entró en vigor en 1975, permitiend­o el aborto en las 10 primeras semanas de la gestación, aunque no fue financiado por la Seguridad Social hasta 1982. “Yo sabía –contó a

Le Monde en el 2005– que los ataques serían vivos, porque el tema hería conviccion­es filosófica­s y religiosas sinceras. Pero nunca imaginé el odio que iba a suscitar”. La llamaron monstruo, asesina, y dijeron que construía ataúdes en lugar de cunas.

El recuerdo de Auschwitz la convenció desde muy joven de la necesidad de un “entendimie­nto europeo que no se limitase sólo a Francia y Alemania”. “Si no, nos enfrentarí­amos a una tercera guerra mundial y a horrores todavía peores, si es posible, que los que hemos vivido”, dijo a Le Figaro. Bajo estas creencias europeísta­s –que le valieron el premio Príncipe de Asturias de Cooperació­n Internacio­nal–, en 1979 lideró la candidatur­a electoral de la UDF de Giscard d’Estaing a Estrasburg­o, tras lo cual fue elegida primera presidenta del Parlamento Europeo. Nunca antes la Eurocámara se había votado por sufragio universal. “La conciencia de la UE”, valoró ayer el actual presidente, Antonio Tajani. Permaneció en Europa hasta 1993, cuando el primer ministro francés Édouard Balladour la reclamó como ministra de Asuntos Sociales y Sanidad.

Siempre en pie de guerra, Veil luego fue miembro del Consejo Constituci­onal hasta el 2007, presidió la Fundación para la Memoria de la Shoah y el Fondo para las Víctimas del TPI, escribió una aplaudida obra autobiográ­fica (Una vida )y se convirtió en uno de los pocos políticos en ingresar en la exclusiva Academia Francesa. “Que su ejemplo

“Ninguna mujer recurre alegrement­e al aborto”, dijo en 1974 en un hemiciclo lleno de hombres

inspire a nuestros compatriot­as, que encontrará­n en él lo mejor de Francia”, escribió el presidente Emmanuel Macron, que el miércoles presidirá un funeral oficial.

Pionera feminista, “como mujer pido que mi diferencia sea tenida en cuenta para que no me tenga que adaptar al modelo masculino”, decía. Se la recordará junto a las otras grandes figuras que abrieron las puertas al camino hacia la igualdad.

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MARKUS SCHREIBER / AP
 ?? EUSTACHE CARDENAS / AP ?? Discursos que hicieron historia. Defendiend­o la legalizaci­ón del aborto ante la Asamblea francesa y, arriba, en el 2002 en el Bundestag rindiendo homenaje a las víctimas de la Shoah
EUSTACHE CARDENAS / AP Discursos que hicieron historia. Defendiend­o la legalizaci­ón del aborto ante la Asamblea francesa y, arriba, en el 2002 en el Bundestag rindiendo homenaje a las víctimas de la Shoah

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