Rossini, elegante
Curioso fenómeno el de Rossini, uno de los mayores compositores italianos del siglo XIX y que –parece increíble– quedó durante más de 50 años reducido virtualmente a su Barbiere di Siviglia, recortada, maltratada y peor cantada.
Por suerte las cosas fueron cambiando a partir de los años 50 con la aparición de directores de orquesta con mejores criterios (Vittorio Gui, el primero) e instituciones como el festival de Glyndebourne después, para acabar culminando en la tarea ingente realizada por el festival de Pésaro (a partir de 1980).
En el Liceu también ha reaparecido Rossini a menudo, y el Tancredi que comentamos ya lo vimos hace algunos años, con Marilyn Horne y Enedina Lloris; ahora ha llegado al Palau de les Arts en unas funciones presentadas en una producción elegante pero poco descriptiva de Emilio Sagi y bajo la dirección del célebre Roberto Abbado (que lucía un brazo derecho herido y manejaba la batuta con la izquierda, sin perder nada de su habitual solvencia). La magnífica especialista Daniella Barcellona (¿que haríamos sin ella en estos papeles?) ha hecho con su voz oscura y profunda un inmenso personaje. Jessica Pratt nos ha cantado una Amenaide de calidad, luciendo agilidades y agudos (algún añadido en la partitura con criterios discutibles, eso sí), y lo mismo ha hecho el tenor Yijie Shi, formidable en el Argirio, papel de “padre” con grandes intervenciones de gran calidad. Pietro Spagnoli, que se ha marcado una aria de lucimiento (eso se hacía, y mucho, en tiempo de Rossini), ha sido un notable Orbazzano y ha negociado las agilidades que para un barítono tienen más dificultades. Muy notable la Isaura, criada de Amenaide, con una verdadera voz de mezzo, y muy bien también Rita Marques en el pequeño papel de Roggero, que ha cantado su aria di
sorbetto (se llamaba así a las arias de cantantes poco destacados que la gente no escuchaba) pero lo ha hecho con bastante lucimiento. Bien competentes la orquesta y el coro. Así ha cerrado brillantemente el curso el Palau de les Arts manteniendo su buen nivel habitual.