Los chinos van a la caza de pisos caros en Barcelona
Inversores asiáticos obtienen así un permiso que les permite moverse por la Unión Europea
Ingleses preocupados por el Brexit, fondos israelíes en busca de edificios para convertirlos en apartamentos de lujo... Y nuevos ricos chinos interesados en propiedades de al menos medio millón de euros para conseguir un permiso de residencia que les permita moverse por la Unión Europea.
El mercado de la vivienda en Barcelona no cesa de romper fronteras. En 2016, 893 pisos se compraron en la ciudad para conseguir este tipo de visado, la Golden Visa. Los chinos se hicieron casi con la mitad de permisos otorgados.
El interés de los asiáticos está alcanzando su punto culminante. Son principalmente chinos que siguen viviendo en su país de origen, brókers muy sonrientes, pequeños empresarios que en poco tiempo se hicieron medianos. Compran sin intención de trasladarse a Barcelona, la mayoría pone sus propiedades en alquiler después de adquirirlas. No tienen intención de especular, su objetivo es el de hacer más negocios a lo largo y ancho de Europa gracias al permiso.
La posibilidad para cualquier ciudadano extracomunitario de obtener la Golden Visa con estas operaciones funciona desde el 2013, “pero los chinos no se fijaron en Barcelona hasta hace dos años”, explica François Carriere, presidente en España de la inmobiliaria de lujo Coldwell Banker. “Empezaron a llegar en grupos de amigos y famisiones liares, en excursiones inmobiliarias, dispuestos a comprar entre todos promociones enteras recién construidas. Podías vender diez pisos en un día”. Diagonal Mar, la zona alta de Barcelona, Sant Cugat, Sant Just Desvern, Esplugues... Muy raramente se interesan por fincas del Raval, la Barceloneta, ni siquiera el Gòtic... “Sólo quieren obra nueva. Les enseñas una finca rehabilitada del centro preciosa y no le prestan atención”, resume Carriere, que ha incorporado comerciales chinos para dar respuesta a la demanda de este público.
A medida que creció el interés se multiplicaron los profesionales. En pocos años abrieron en Barcelona al menos media docena de inmobiliarias especializadas en atraer inver- asiáticas. “Las fortunas chinas están más interesadas en Estados Unidos, Canadá o Australia –dice Chuanyi Lin, director de la asesora Nar Grupo–. Pero sus requisitos para dar el permiso de residencia son más duros y obligan a inversiones más altas. No todos pueden afrontarlas”.
En este sarao Barcelona es una ciudad de segunda, el consuelo de quienes no pueden aspirar a Nueva York. Lin cree que “España, para la mayoría de los chinos, sigue siendo un lugar desconocido. Estamos llegando a un punto culminante porque el Gobierno chino cada vez pone más trabas para sacar divisas, pero mucha gente ha hecho mucho dinero en poco tiempo. En los dos últimos años propiciamos un centenar de operaciones de este tipo”.
A 500.000 euros por venta como poco, hablamos de una inversión mínima de 50 millones. Cada vez hay más guías turísticos chinos que tratan de sacarse un sobresueldo propiciando ventas. El despacho de abogados Avalaw es uno de los que tienen más experiencia en la trami-
“Sólo les interesan los edificios nuevos, recién construidos”, dicen en Coldwell Banker “La mayoría no tiene interés en vivir aquí y alquila la vivienda”, señalan en Nar Grupo