Conflictos vaticanos
El jesuita español Ladaria dirigirá la Congregación para la Doctrina de la Fe
La decisión del papa Francisco de relevar al prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe es una muestra de las tensiones que sufre la curia vaticana a consecuencia del programa reformista del actual papa, que no cuenta con el apoyo de los más conservadores.
Francisco tomó ayer una drástica decisión al no renovar el mandato del prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal alemán Gerhard Ludwig Müller, que se había alineado públicamente con los sectores conservadores reacios a algunos cambios impulsados por el Papa en el terreno de la pastoral familiar, como la apertura a los divorciados vueltos a casar.
Prescindir de Müller no ha sido una medida fácil, pues lo nombró Benedicto XVI, hace cinco años. Significa, en el fondo, una agudización del pulso que el papa argentino mantiene con potentes sectores dentro y fuera de la curia. A Müller le sustituirá su actual número dos, el arzobispo español Luis Francisco Ladaria Ferrer, jesuita y también conservador, pero más discreto.
El relevo fue una noticia de alcance en el Vaticano. Marca, quizás, un antes y un después en el curso reformista del papa argentino y pone en evidencia de nuevo las fuertes tensiones internas en la Santa Sede.
La Congregación para la Doctrina de la Fe –el antiguo Santo Oficio– es un dicasterio fundamental. Actúa como guardián teológico de la ortodoxia católica. Se ocupa, además, de tramitar los casos de pederastia eclesial que llegan de todo el mundo. Sobre este tema, por cierto, ha sido blanco de críticas por la supuesta lentitud y escasa transparencia. Al frente de la congregación estuvo durante mucho años, antes de ser elegido pontífice, Joseph Ratzinger.
La marcha de Müller no ha sido una gran sorpresa. Se veía venir, aunque había dudas sobre si Francisco se atrevería a hacerlo tan pronto. El momento de hacerse pública refuerza la imagen de un pontificado en dificultades, de un Francisco a quien le cuesta imponer su visión de la Iglesia católica. Se produce, además, sólo dos días después de la excedencia extraordinaria concedida al cardenal australiano George Pell, prefecto de la poderosa Secretaría para la Economía, para que regrese a su país y se defienda ante los tribunales de las acusaciones de pederastia que la policía del estado de Victoria ha presentado contra él. También Pell, amante de la liturgia tradicional, ha sostenido estos años posiciones conservadoras y ha desafiado a Francisco, a pesar de formar parte todavía del consejo de nueve purpurados de todo el mundo, el C9, que se reúne cada dos meses para asesorar al Papa sobre la reforma de la curia y otras cuestiones de gobierno de la Iglesia.
El desencuentro ideológico entre Francisco y Müller se puso ya de manifiesto durante el sínodo extraordinario sobre la familia, en el 2014. La exhortación apostólica conclusiva de los dos sínodos consecutivos sobre la familia, Amoris
Laetizia, ahondó las discrepancias. Müller siempre alertó del peligro de que, con la admisión a los sacramentos de la confesión y la comunión –aunque muy condicionada según cada caso– de los divorciados vueltos a casar, se estuviera cuestionando la sagrada indisolubilidad del matrimonio católico.
Según ha trascendido del Vaticano, a Müller se le ofreció un cargo alternativo, pero no lo ha aceptado y ha preferido retirarse.
Monseñor Ladaria, intelectualmente muy preparado, persona afable y reservada, también tiene un perfil conservador. En agosto del año pasado, el Papa lo nombró presidente de la comisión que debe estudiar la delicada cuestión del diaconato femenino, un paso que sería
El cambio pone en evidencia la tensión interna en el Vaticano ante las reformas que impulsa Bergoglio
muy apreciado por los círculos progresistas. Ladaria es natural de Manacor (Mallorca) y tiene 73 años. Estudió Filosofía y Teología en la Universidad de Comillas y también en una universidad jesuita alemana, Sankt Georgen, en Frankfurt. Ladaria se doctoró en la Universidad Gregoriana de Roma, en la que llegó a ser vicerrector. Desde el 2008 es secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe.