HERENCIA DE ALTO RENDIMIENTO
El Centre d’Alt Rendiment cumplirá 30 años. Los Juegos del 92 impulsaron un proyecto que hoy es referencia en el mundo
El Centre d’Alt Rendiment de Sant Cugat, creado con motivo de los Juegos de Barcelona, continúa siendo un referente deportivo.
Cuando Juan Antonio Samaranch pronunció en octubre de 1986 la célebre frase (“À la ville de... Barcelona!”) se activó una frenética cuenta atrás en Catalunya. Todo debía transformarse y modernizarse. La llamada de los Juegos Olímpicos comprometió a instituciones y sociedad civil a estar a la altura, a dejar atrás complejos derivados de épocas oscuras y a abrazar el futuro. Planes arquitectónicos integrales (la apertura al mar de Barcelona) modificaron la ciudad visualmente, pero algo hubo también de metamorfosis anímica. La ciudadanía se hizo suyo el proyecto. Había que ofrecer al mundo la mejor imagen.
“¡Pero, Juan Antonio, esto es un edificio que no tiene nada que ver con un centro de alto rendimiento! ¡Y estamos a seis años de Barcelona’ 92!” “¡Tranquilo! Imaginación y ganas de trabajar!” “¡Buff!”, este es el diálogo que mantuvo Bonifacio Cedrún, antiguo Cap d’Equipaments, con Samaranch en aquel 1986 según se recoge en un libro conmemorativo de los primeros 25 años del CAR. El deporte español, a mediados de los ochenta, necesitaba un empujón radical para mejorar sus prestaciones en la cita olímpica, así que se convirtió en urgente construir un gran equipamiento en el que concentrar a los mejores atletas y acompañarlos hacia el gran desafío. En noviembre de 1987 se firmó un acuerdo según el cual la Seguridad Social cedía a la Generalitat las instalaciones del CMR (Centro Mutual de Accidentados de Trabajo). Alrededor de ese edificio, embrión de lo que acabaría siendo el CAR, se ha ido construyendo una ciudad en la que solo entran los elegidos.
El CAR es hoy un centro de élite. En cuanto la barrera de entrada se cierra a la espalda del visitante, se respira deporte. Ya desde la recepción, el panorama puede ser el siguiente: unos adolescentes repasando sus bolsas de comida antes de desplazarse al Club de Golf Terramar; un par de médicos especialistas cruzando el gran pasillo central, decorado con grandes plafones de temática deportiva y motivadora; un grupo de gimnastas camino del entrenamiento y, en dirección contraria, otro de nadadores apresurándose para no llegar tarde a clase. El CAR es un centro integral. El objetivo es que el deportista lo tenga todo a su alcance sin tener que salir. Practica deportiva, estudios (instituto público propio) y los mejores especialistas a su servicio: entrenadores, médicos, psicólogos, fisioterapeutas, dietistas, biomecánicos... Las disciplinas olímpicas mandan pero por Sant Cugat pasan, por poner un ejemplo, los mejores pilotos de Moto GP o del Dakar a testarse cada temporada. Obviamente el objetivo final es el éxito, la medalla (son 45 las olímpicas conseguidas por atletas que han pasado por el CAR en estos años), pero hay otros retos a los que atender. Ramon Terrassa, director del centro, destaca proyectos menos visibles pero igualmente valiosos como el del seguimiento y apoyo a los deportistas cuando estos abandonan sus carreras a base de convenios laborales; o el programa de solidaridad olímpica, que permite hacer uso de las instalaciones a deportistas de países con menos recursos. La pasión de Terrassa es el deporte paralímpico. “Aquí se entrenan auténticos campeones cuyas historias merecerían salir más a la luz”, reivindica.
El CAR maneja un presupuesto que se mueve alrededor de los 11 millones de euros, financiados en parte a través de subvenciones públicas pero con una importante aportación de fondos propios que surge de las concentraciones de deportistas y selecciones de otros países. Ese mezcla de habitantes procedentes de distintos rincones del mundo es parte también de su riqueza. El intercambio de información y experiencias entre sus habitantes, pero también entre entrenadores y científicos, ejerce de fuente retroalimentadora de conocimientos. Todo acaba sumando.
Gervasio Deferr (gimnasia), Mireia Belmonte (natación), Joel González (taekwondo), Gemma Mengual y Ona Carbonell (sincronizada) son los productos estrella del
SUS CAMPEONES Gervasio Deferr, Mireia Belmonte, Joel González, Gemma Mengual y Ona Carbonell...
CAR, pero son miles quienes han pasado por aquí. Un paseo por las instalaciones descubre sus gigantescas dimensiones. Y los proyectos no se detienen: la joya de la corona es el Módulo, construido en el año 2012 y auténtico paraíso para nadadores, waterpolistas, saltadores y gimnastas, entre otros. Entrar en el Módulo es hacerlo en la vanguardia del deporte. En un departamento, un científico recibe a un futbolista para anticipar posibles lesiones, todo está motorizado. En otro, un individuo se introduce en una habitación de clima para someterse a condiciones extremas: calor, frío humedad... De nuevo en el exterior, lo último y más llamativo es la construcción de una rampa para practicar ni más ni menos que skeleton.
No es de extrañar que el CAR ostente la secretaría general de entre los 41 centros de alto rendimiento de todo el mundo. Es referencia.
En el gimnasio, unos jóvenes altamente preparados ensayan su próxima competición de suelo. El entrenador conecta su dispositivo móvil a una pared. Suenan aplausos y rumores de grada. Simulan que compiten. Bienvenidos al CAR.