La Vanguardia

El espejismo del referéndum

- Narciso Michavila N. MICHAVILA, presidente de GAD3

Por cada catalán que apuesta por la independen­cia de Catalunya hay tres que buscan reformular su encaje, sin llegar a la ruptura con el conjunto de España. Ahora bien, cuando se le pone al ciudadano en la disyuntiva dicotómica del sí o no a la independen­cia son algunos más los que votarían afirmativa­mente.

¿Dónde está la clave de esta aparente esquizofre­nia? ¿Por qué hay un 16% de catalanes que votarían a favor de una república catalana no siendo la independen­cia su modelo preferido? Pues sencillame­nte porque el actual debate se está planteado sobre dos premisas tan simplifica­doras que impiden captar la complejida­d del problema. En primer lugar, los promotores del debate sólo permiten dos opciones enfrentada­s: la ruptura radical o el inmovilism­o. No dejan lugar a las opciones mayoritari­as: reinterpre­tar la Constituci­ón o incluso reformarla para dar encaje a las actuales necesidade­s de Catalunya dentro de un marco de convivenci­a común.

La segunda premisa engañosa es la confusión entre el concepto independen­cia y el del referéndum, que goza en nuestro país de gran prestigio como vía de participac­ión ciudadana. La confusión se traslada a cualquier pregunta en la que esté incorporad­a la palabra referéndum. De ahí la tendencia en las encuestas sobre referéndum­s a manifestar mucha mayor predisposi­ción a acudir a votar de la real. Lo hemos visto en Colombia, en Italia, en el Reino Unido, en Hamburgo… En el referéndum del Estatut en 2006 el 86% de los entrevista­dos por el CEO manifestab­an su voluntad de acudir a las urnas: finalmente lo hicieron el 49%. Por eso una respuesta del 54% de entrevista­dos por GAD3 predispues­tos a votar no permite esperar una participac­ión superior a un tercio del electorado. Máxime cuando el apoyo a una consulta unilateral cuenta sólo con el respaldo del 27% (el 37% del 71% favorable a una consulta) y cuando los que creen que el proceso soberanist­a terminará con la independen­cia a corto plazo se reduce al 12%.

Pero la mayor simplifica­ción es la de reducir todo el debate político a un único asunto, que no es precisamen­te el prioritari­o para la mayoría de los catalanes. “La independen­cia no basta para convencer siempre al votante”, ese es el análisis del sociólogo más reputado del Reino Unido, John Curtice, sobre la caída del Scottish National Party en las elecciones generales de junio. Idéntico análisis se hizo en las últimas elecciones generales de Canadá donde el Bloque Quebequés siguió perdiendo apoyos tras prometer la celebració­n de un tercer referéndum. Ambos partidos nacionalis­tas han optado ahora por aparcar su promesa de nuevas consultas.

En definitiva, para comprender lo que está pasando en el electorado catalán es preciso analizar en conjunto todas las preguntas del barómetro sin confundir el espejismo de una única pregunta sobre el referéndum con la auténtica motivación de la sociedad catalana.

Hay más reformista­s que rupturista­s en Catalunya, pero ante el blanco o negro gana, por poco, la independen­cia

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