La reforma de una finca descubre los restos de un convento en el Raval
Las carmelitas calzadas levantaron una sede en el siglo XVII, pero en el XIX ya estaba en ruinas y fue derruido
Es lo que ocurre con las ciudades milenarias: la historia se superpone; cuando penetras en el suelo aparecen vestigios de otros tiempos. A raíz del proyecto de rehabilitación de una finca en la calle Hospital han aparecido restos del antiguo convento de las carmelitas calzadas, definitivamente desaparecido de la geografía barcelonesa en 1858.
Al pasear hoy por el abigarrado Raval, es difícil imaginarse que esta fue, en tiempos pretéritos, una tierra de monasterios, conventos y hospitales. El Raval quedaba fuera de la muralla hasta la época medieval, en que las fortificaciones ofrecieron seguridad a sus moradores. Y allí proliferaron las instituciones religiosas. La Boqueria fue un convento, lo mismo que el Liceu. Un poco más allá se levantó el hospital de la Santa Creu.
En la misma calle que el hospital, un poco más hacia donde ahora está la Rambla del Raval, se ubicó otro convento, de las carmelitas calzadas, que es lo que ahora ha salido a la luz. El pasado mes de marzo se iniciaron intervenciones arqueológicas ante el proyecto de remodelación de la finca que ocupa el número 101 de la calle Hospital, y han aflorado parte de un depósito, los lindes de piedra de una de las puertas, restos de los muros y de los cimientos así como un desagüe, según información del servicio de Arqueología de Barcelona.
La verdad es que no fue uno de los conventos principales de la ciudad. Puede verse por su tamaño, que se contempla en el mapa de los Quarterons de Garriga i Roca. Su historia está documentada, y fue breve. A mediados del siglo XVII, la orden compró unas fincas en la calle Hospital, a fin de levantar un complejo conventual. Fue inaugurado en 1649, aunque la iglesia no estaba concluida y no se pudo consagrar hasta 1674. En 1830, el templo estaba en ruina y en 1858 fue derruido.
En 1869, el Estado expropió la finca para venderla en subasta pública. En los años siguientes, los edificios religiosos dieron paso a las viviendas.
De su relativa enjundia dentro del tejido urbano da idea que la iglesia del convento carecía de claustro, argumenta Josep Pujades, responsable de intervenciones arqueológicas del servicio de Arqueología de Barcelona. Como tampoco se conoce que de este enclave dependieran otras propiedades, como era habitual. Además, si se observa los Quarterons de Garrica i Roca, se deduce que el edificio albergaba a pocas religiosas, porque no hay muchas estancias para ello.
Tal vez lo más trascendente era el huerto, que ocupaba buena parte de la finca, en la parte trasera, tras la iglesia, a la que se accedía por un patio desde la calle Hospital, a cuyo lado estaban las dependencias conventuales.
En el siglo XIX, el convento de las carmelitas calzadas desapareció de la trama urbana. En su lugar, y seguramente aprovechando parte de sus cimientos y sus muros, aparecieron edificios de viviendas, desconocidos porque no existen planos detallados de la época. Ahora, una reforma urbanística lo devuelve a la memoria ciudadana. Los trabajos arqueológicos continuarán los próximos meses, a fin de profundizar en el conocimiento de aquel Raval, en el que proliferaban los conventos en lugares donde ahora hay mercados o teatros.
Es el sino de las ciudades milenarias: el lugar permanece, pero su historia cambia.
Nunca fue uno de los conventos principales de la ciudad: el huerto era lo más grande El Estado subastó la finca en 1869, que se transformó en viviendas urbanas