El cardenal de Cretes
El papa Francisco otorga la birreta roja a Joan Josep Omella, nativo de la Franja
Si alguien recordará durante muchos años el último consistorio en el que el papa Francisco ha creado cinco nuevos cardenales es la gente de Cretes. Los habitantes de esta población aragonesa de la Franja ya tiene un cardenal. El cardenal Omella es un orgullo para todo el pueblo. Familiares, amigos de infancia, feligreses y vecinos de Cretes lo han acompañado en los actos que se han hecho durante toda la semana en Roma. Entre ellos su madre, que a pesar de la adelantada edad no se ha de perdido ninguna ceremonia y que también pudo saludar al papa Francisco. No eran la delegación más numerosa, pero era el grupo que ha dado un tono más familiar. Con Omella acabaron la comida de celebración cantante una jota.
Juan José Omella se marchó joven al seminario. Pero a pesar de su trayectoria eclesiástica no ha perdido nunca el contacto con los vecinos y amigos de Cretes. Ahora han decidido que Cretes tendrá una plaza dedicada al cardenal Omella.
Omella decía en la misa que presidió el viernes con los peregrinos que en Cretes tienen una imagen demasiado idealizada de él y que “cuando era pequeño también había roto algún cristal o alguna teja”. Pero los vecinos ven cómo cuando vuelve al pueblo sabe estar con la gente y se arremanga para arreglar la rectoría o para cubrir las misas de los pueblos donde no llegan los curas. Omella dice que seguirá siendo así como cardenal: “no me han sacado del pueblo de Dios, sólo me ha dado más responsabilidades”.
La delegación de Cretes estaba encabezada por el alcalde y por el actual rector. El alcalde ha sido la máxima autoridad municipal presente en Roma ante la visible ausencia del Ayuntamiento de Barcelona. Una de las pocas ciudades del mundo que tiene el privilegio de contar con un cardenal –y con el emérito Lluís Martínez Sistach– con hilo directo con el Papa. Tanto el gobierno de la Generalitat de Ca- talunya como el Gobierno español dieron la máxima relevancia a la representación institucional con el presidente Carles Puigdemont y la vicepresidenta Soraya Saenz de Santamaría.
En el peregrinaje a Roma de esta semana el acento del catalán de Cretes se mezcló con el acento del de Barcelona. Varias instituciones de la diócesis formaron una numerosa delegación organizada por el club Amigos del Semanario diocesano Catalunya Cristiana. Al lado de Omella estuvo en todo momento el obispo auxiliar Sebastià Taltavull y los nuevos obispos auxiliares Sergi Gordo y Toni Vadell. Antes del consistorio tuvieron un breve encuentro con el Papa junto con los seminaristas de Barcelona, algunos colaboradores del gobierno diocesano y el cardenal Sistach. El patronato de la Sagrada Família, la Fundación Pere Tarrés, o Cáritas son otras instituciones diocesanas que también participaron en el peregrinaje.
Omella recibió la birreta roja acompañado de una treintena de obispos españoles, entre ellos casi todos los catalanes, y los cardenales Blázquez, Osoro, Cañizares y Amigo. También fue el abad de Montserrat, Josep Maria Soler, y el abad emérito de Poblet, Josep Alegre, este último amigo personal de Omella con quien convivió varios años cuando los dos eran curas de Zaragoza.
El nuevo escudo cardenalicio de Omella sigue mostrando su arraigo en Cretes. El símbolo que domina es la imagen de la Madre de Dios de la Misericordia, que es la advocación mariana del santuario de Cretes, al lado de las torres del templo de la Sagrada Família y la bandera catalana.
El Ayuntamiento de su pueblo ha decidido que el nuevo prelado tendrá una plaza dedicada