La Vanguardia

Àgata Roca

Julio Manrique dirige y es coautor de ‘E.V.A.’, que se estrena hoy en el Romea

- JUSTO BARRANCO Barcelona

ACTRIZ

La compañía T de Teatre, una de cuyas cinco cofundador­as fue Àgata Roca, celebra 25 años en escena con E.V.A., una comedia dramática sobre el dolor y las emociones dirigida en el teatro Romea por Julio Manrique.

Cinco jóvenes actrices acabadas de graduar en el Institut del Teatre crearon en 1991 una compañía llamada T de Teatre que logró un éxito fulgurante con su debut, Petits contes misògins, y, sobre todo, con su segundo montaje, Homes!, del que representa­ron unas hoy improbable­s 850 funciones. Lo dirigía Sergi Belbel, que forma parte de la larga lista de conocidos directores con los que las T de Teatre han colaborado a lo largo de sus diez espectácul­os, entre los que figuran Javier Daulte, Alfredo Sanzol, Pau Miró y, ahora, Julio Manrique. Manrique (Barcelona, 1973) es el director y también el coautor –junto a Cristina Genebat y Marc Artigau– de E.V.A., una comedia dramática sobre el dolor y las emociones inspirada en una

Contra de La Vanguardia dedicada al neurofisió­logo Jordi Montero y que estrenan hoy en el Romea como parte de la programaci­ón del Grec. Una comedia con la que celebran 25 años en escena –la obra está llena de guiños–, aunque lleven 26, porque su anterior montaje, Premis i càstigs, se estrenó hace dos años. Un cuarto de siglo que, ciertament­e, ha hecho que la compañía no sea la misma del inicio. Entonces se unieron Àgata Roca, Carme Pla, Mamen Duch, Míriam Iscla y Rosa Gámiz, y con los años estas dos últimas dejaron el grupo y se incorporó Marta Pérez. Pero para E.V.A., Duch está rodando una serie en Madrid –aunque hará un guiño por Skype en la función– y ha vuelto para sustituirl­a Rosa Gámiz. Además las acompañan en escena Albert Ribalta, Jordi Rico y Carolina Morro, que da vida a Eva, una chica de 25 años –la edad de la compañía– llena de temores, proyectos y a punto de abandonar el nido en esta comedia de historias cruzadas en la que cuatro antiguas compañeras de escuela inician la obra en caminos diferentes y se acaban reencontra­ndo.

Cuatro mujeres que sufren diferentes tipos de dolor, desde el de garganta de una actriz de una compañía llamada T de Teatre, que ensaya el espectácul­o de los 25 años de su compañía y que debe cantar una canción y está bloqueada, al dolor de una madre con una hernia y cuya hija está a punto de marchar. Desde el dolor de vendedora de pisos cuya vida es gris y le pica todo y no para de rascarse, al de una anestesist­a que se dedica a mitigar el dolor de los otros, pero que está anestesiad­a, que tiene las emociones guardadas a cal y canto porque tiene tanto miedo que ha decidido no sentir.

“Queríamos hacer una comedia que sirviera para celebrar los 25 años de la compañía pero que no fuera un autohomena­je ni una reunión de los mejores momentos, sino una historia con vida propia”, señala Manrique. Y explica que E.V.A., además del nombre de una de las protagonis­tas y de la primera mujer de la humanidad según el cristianis­mo, son las siglas de la Escala Visual Analógica del dolor. Una escala que se utiliza en medicina para que los pacientes señalen el grado de malestar que sienten. “Se utiliza especialme­nte cuando hay dolores muy agudos y es una manera de intentar objetivar una cosa tan difícil de objetivar como el dolor, porque es una emoción, y las emociones son difíciles de medir”.

Manrique recuerda que durante el proceso creativo, cuando leían todo lo que pasaba a su alrededor en clave de la obra, vieron una Contra en la que Jordi Montero decía “que el siglo XXI sería el de las mujeres, de las emociones y las neurocienc­ias y entendimos que era lo que de alguna manera estábamos intentando incluir en la obra. Una obra de mujeres, de emociones y donde las

La obra se inspiró en una ‘Contra’ de ‘La Vanguardia’ con el neurofisió­logo Jordi Montero

neurocienc­ias, las preguntas relativas al cerebro como el gran misterio por descifrar en este siglo XXI, estaban en el epicentro”. “Montero –añade el director– dice que el dolor es cultural porque es emocional y lo que le duele mucho a uno, a otro menos, y lo que duele mucho en Barcelona, duele menos en el Congo: las emociones están en el inicio y el final de todo y en el centro”. Y explica que E.V.A. habla de “mujeres complejas, en crisis, que necesitan luchar para solucionar algo, que necesitan entender quiénes son”.

Las que saben quiénes son, son las T de Teatre. Para la actriz Carme Pla, están en un momento “en el que miras adelante y atrás. Atrás porque celebras los 25 años, pero con ganas de seguir, de innovar y no apalancarn­os, de no decir ya lo tenemos hecho y ahora vivimos de reinas”.

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ANDREU DALMAU / EFE Àgata Roca, Albert Ribalta y Rosa Gámiz en una escena de E.V.A.

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