Sekula y los olvidados del mar
La Fundació Tàpies reivindica en una exposición el trabajo visionario del fotógrafo norteamericano
Para el norteamericano Allan Sekula (1951-2013) la fotografía era una práctica inseparable de la vida cotidiana. Viajaba para conocer la realidad de primera mano, “pero su fotografía no es estrictamente documental o testimonial sino una manera de participar en los movimientos que retrataba”, señala Carles Guerra, que en el 2003 le acompañó a Galicia para cubrir, por invitación del suplemento Cultura/s de La Vanguardia, las consecuencias del desastre del Prestige. De aquella experiencia (la lucha de los voluntarios por liberar del chapapote unas playas que al cabo de unas horas volvían a cubrirse de petróleo) viene el título de la exposición que, ahora ya como director de la Fundació Tàpies, dedica al que considera uno de los fotógrafos más destacados de la segunda mitad del siglo XX: Allan Sekula : Sísifo colectivo.
El resultado de aquella serie fotográfica, Marea negra. Fragmentos para una ópera, se expuso posteriormente en el CCCB y la obra de Sekula, fuertemente vinculado a Barcelona, forma parte de la colección del Macba, museo al que él mismo donó una gran instalación fotográfica titulada Shipwreck and workers que poco antes había presentado en la Documenta 11. Pero mucho antes de entrar en contacto con el mundo del arte conocía a los estibadores y fue testimonio de las protestas contra la celebración del Fòrum de les Cultures. “Barcelona vuelve de nuevo a su frente marítimo, creando una esfera pseudopública y consiguiendo una revalorización inmobiliaria hacia el norte (...) ¿Qué tienen que decir sobre la democracia los invisibles trabajadores portuarios de la ciudad desde su puesto autodefinido como ‘guetto’?”, se pregunta en Lottery of the sea (La lotería del mar), película que a modo de ensayo fílmico explora la relación entre la economía global y la representación del mar.
Lottery of the sea, que cuenta también con un episodio dedicado al hundimiento del Prestige (“¿Qué podemos aprender de la capacidad de la gente para autoorganizarse frente al desastre y la indiferencia del gobierno?”, se pregunta Sekula) forma parte de la exposición que puede verse en la Fundació Tàpies hasta el 25 de septiembre. La muestra, primera presentación monográfica del artista en España, ha sido coorganizada con el M HKA de Amberes y el KULeuven de la Universidad de Lovaina. Sekula, que creció en la ciudad portuaria de San Pedro, en Los Ángeles, dedicó una buena parte de su trabajo a construir un ensayo visual sobre la economía del mar, a menudo invisibilizada, desde donde intenta comprender los efectos de la globalización y los excesos del neocapitalismo. Aquí pueden verse algunos de sus trabajos incluidos en su célebre Fish story, en el que reúne imágenes de las gentes del mar, trabajadores y ciudades portuarias de todo el mundo; Deep Six / Passer au Bleu, realizado en Calais durante la construcción del Eurotúnel, y Ship of fools, sobre la experiencia del Global Mariner, buque que recorrió el mundo para denunciar el sistema de las banderas de conveniencia, por el que un armador puede registrar su embarcación en un país extranjero (y a menudo pobre), ya sea para reducir los costos de operación o para eludir las leyes y reglamentos internacionales.
La exposición se completa con una muestra de su The Dockers ‘Museum, el proyecto al que Sekula dedicó los tres últimos años de vida: una colección gigantesca de objetos, imágenes, postales y grabados que el artista compró, en su mayoría en eBay, acaso para preservar un mundo, el del mar, “que está desapareciendo de nuestro imaginario y de nuestra conciencia”, dice Guerra.
“Su fotografía no es sólo documental, sino una manera de participar en los movimientos que retrataba”, dice Guerra