La división empresarial amenaza con reabrir el conflicto de la estiba
Primero fueron los sindicatos, encabezados por la CETM, los que se pusieron en pie de guerra ante la reforma de la estiba emprendida por el Gobierno a instancias de la justicia europea, que, una vez aprobada, quedó en manos de la negociación colectiva. Ahora es una parte del empresariado la que ha alzado la voz, aunque con la boca pequeña. El conflicto –cinco meses ya– ha entrado en una vía de solución tras el acuerdo del jueves entre representantes de los trabajadores y la patronal Anesco. Pero podría naufragar si las compañías críticas lo impugnan. Entienden que vulnera la nueva legislación y la sentencia del tribunal de la UE, que liberalizan esta actividad. Por ello prevén acudir a las autoridades europeas y a la Comisión Nacional de los Mercados y la Compentencia (CNMC), que en el pasado ya dictaminó contra pactos monopolísticos en el sector.
Las divergencias en el seno de Anesco llevaron a la salida de varios de sus asociados, entre ellos los grupos Bergé, Ership y Algeposa. Pero hay críticos que siguen dentro. Por el momento no se están significando públicamente y es la Plataforma de Inversores en Puertos Españoles (PIPE) la que ejerce de contrapeso a la posición oficial de la patronal. Es difícil medir las fuerzas. Según las fuentes consultadas, los díscolos representan entre el 25% y el 30% del empresariado, con más presencia en los puertos del norte y menor en los del Mediterráneo. Se oponen a cualquier pacto con los sindicatos que limite la capacidad de las empresas en la contratación y organización del trabajo, lo que incluye aplicar ajustes donde sean necesarios. Y también rechazan mantener estructuras que conlleven monopolios. Así, los nuevos centros portuarios de empleo, que sustituirán a las Sagep, deben ser de adscripción voluntaria para los operadores y carecer de privilegios. Lo acordado el jueves no va en esa línea, según estas voces discrepantes.
El pacto alcanzado por los sindicatos y la patronal es, en realidad, una base para seguir negociando con la idea de tener un convenio marco para el sector en septiembre. Las reuniones se reanudarán probablemente el próximo jueves. Y, según como vaya el proceso, los críticos podrían presionar. Los sindicatos no dudan de la representatividad de Anesco y de que, ahora sí, las cosas van por buen camino. “En el pasado siempre nos hemos entendido y ahora lo vamos a volver a hacer”, insisten desde este ámbito.
Hay otro aspecto que tener en cuenta. En el acuerdo del jueves, los sindicatos ofrecieron “la garantía de paz social” en las empresas “asociadas a Anesco comprometidas con el sector y su crecimiento a través de una negociación real y efectiva”. Nada se dice de las firmas que están fuera de la patronal o de las que, dentro de ella, no cumplan esas condiciones. Queda abierta, por tanto, la puerta a movilizaciones en los operadores que pongan problemas... Por eso, hasta ahora, las voces críticas son cautas. Nadie quiere exponerse a nuevos parones que lastren sus cuentas de resultados.