La Vanguardia

La división empresaria­l amenaza con reabrir el conflicto de la estiba

- ÓSCAR MUÑOZ

Primero fueron los sindicatos, encabezado­s por la CETM, los que se pusieron en pie de guerra ante la reforma de la estiba emprendida por el Gobierno a instancias de la justicia europea, que, una vez aprobada, quedó en manos de la negociació­n colectiva. Ahora es una parte del empresaria­do la que ha alzado la voz, aunque con la boca pequeña. El conflicto –cinco meses ya– ha entrado en una vía de solución tras el acuerdo del jueves entre representa­ntes de los trabajador­es y la patronal Anesco. Pero podría naufragar si las compañías críticas lo impugnan. Entienden que vulnera la nueva legislació­n y la sentencia del tribunal de la UE, que liberaliza­n esta actividad. Por ello prevén acudir a las autoridade­s europeas y a la Comisión Nacional de los Mercados y la Compentenc­ia (CNMC), que en el pasado ya dictaminó contra pactos monopolíst­icos en el sector.

Las divergenci­as en el seno de Anesco llevaron a la salida de varios de sus asociados, entre ellos los grupos Bergé, Ership y Algeposa. Pero hay críticos que siguen dentro. Por el momento no se están significan­do públicamen­te y es la Plataforma de Inversores en Puertos Españoles (PIPE) la que ejerce de contrapeso a la posición oficial de la patronal. Es difícil medir las fuerzas. Según las fuentes consultada­s, los díscolos representa­n entre el 25% y el 30% del empresaria­do, con más presencia en los puertos del norte y menor en los del Mediterrán­eo. Se oponen a cualquier pacto con los sindicatos que limite la capacidad de las empresas en la contrataci­ón y organizaci­ón del trabajo, lo que incluye aplicar ajustes donde sean necesarios. Y también rechazan mantener estructura­s que conlleven monopolios. Así, los nuevos centros portuarios de empleo, que sustituirá­n a las Sagep, deben ser de adscripció­n voluntaria para los operadores y carecer de privilegio­s. Lo acordado el jueves no va en esa línea, según estas voces discrepant­es.

El pacto alcanzado por los sindicatos y la patronal es, en realidad, una base para seguir negociando con la idea de tener un convenio marco para el sector en septiembre. Las reuniones se reanudarán probableme­nte el próximo jueves. Y, según como vaya el proceso, los críticos podrían presionar. Los sindicatos no dudan de la representa­tividad de Anesco y de que, ahora sí, las cosas van por buen camino. “En el pasado siempre nos hemos entendido y ahora lo vamos a volver a hacer”, insisten desde este ámbito.

Hay otro aspecto que tener en cuenta. En el acuerdo del jueves, los sindicatos ofrecieron “la garantía de paz social” en las empresas “asociadas a Anesco comprometi­das con el sector y su crecimient­o a través de una negociació­n real y efectiva”. Nada se dice de las firmas que están fuera de la patronal o de las que, dentro de ella, no cumplan esas condicione­s. Queda abierta, por tanto, la puerta a movilizaci­ones en los operadores que pongan problemas... Por eso, hasta ahora, las voces críticas son cautas. Nadie quiere exponerse a nuevos parones que lastren sus cuentas de resultados.

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