“Gabo no es una foto en blanco y negro de 1976”, dice el director de su fundación
Petición a las alcaldesas de Barcelona y Madrid para que dediquen una calle al autor
Las palabras que, el día anterior, pronunció Mario Vargas Llosa sobre Gabriel García Márquez resonaron ayer, en la clausura del curso que sobre Cien años de soledad han organizado la fundación Gabriel García Márquez-FNPI, la Universidad Rey Juan Carlos, La Caixa y la editorial Libros.com y en el que expertos de varios países y disciplinas han analizado múltiples aspectos de la obra, encontrando, por ejemplo, nuevos referentes reales que aparecen en la novela más célebre del Nobel colombiano.
“No podría calificar ni contestar a Vargas Llosa –afirmaba Jaime Abello, director de la FNPI–, García Márquez mismo no lo hubiera hecho, no se enzarzaba en debates públicos. Pero, si se me permite una opinión estrictamente personal, una contribución analítica al debate, diría que me quedé un poquito desconcertado porque no esperaba que Vargas Llosa se quedara en una visión que parece una fotografía en blanco y negro de 1976. Gabo no es eso, yo le traté de 1983 al 2014 y tuve ocasión de discutir con él de política, y es mucho más rico en matices, mucho más moderno, una persona muy preocupada por la educación. Cuando funda la FNPI, el primer tema que pone sobre la mesa es la libertad de expresión, apuesta por el periodismo crítico. No cabe duda de que, en los años setenta, tuvo una fase de periodismo militante, de radicalización política, causada por la indignación que le produjo el golpe de Estado de Chile y la muerte de Salvador Allende, eso fue en la época en que investigó a fondo las dictaduras y los atropellos cometidos”. Para Abello, “la representación literaria de un dictador no representa que se case con soluciones militaristas, no cabe ninguna duda del perfil democrático de García Márquez. Si Vargas Llosa hubiera tenido oportunidad de conversar con él en los años noventa, como yo, jamás hubiera dicho lo que dijo ayer. Basta leer sus textos periodísticos, como
El enigma de los dos Chávez, para ver que esa supuesta admiración suya hacia los hombres fuertes no es exacta”.
Asimismo, la FNPI anunció también la creación del Centro Gabo, en Cartagena de Indias, que abrirá en el 2018 y que estará consagrado a los estudios sobre el Nobel colombiano, con el fin de “dar una imagen completa, no solo como contador de historias, sino como emprendedor de proyectos periodísticos e institucionales, como ciudadano que tomó posiciones en favor de los derechos humanos y la paz”.
Entre las conclusiones científicas de los debates, Ariel Castillo, de la Universidad del Atlántico, mostró, cotejando los artículos periodísticos de juventud de García Márquez con Cien años de soledad, que “la deuda literaria de esta novela con el periodismo es mucho más alta de lo que hasta ahora se ha reconocido”. “Gabo formó verdaderos equipos de investigación –sintetizó Abello– formados por amigos, para asegurarse de que todas las alusiones de la novela se expusieran con rigor y exactitud”.
La FNPI, presente en Colombia y otros países, planea ampliar sus actividades en España, “país fundamental en García Márquez”. Los próximos 13, 14 y 15 de julio, recordarán en Lima El Otro, proyecto de periódico independiente que García Márquez impulsó y que jamás llegó a ver la luz. Y, del 28 al 30 de septiembre, en Medellín, se fallará el premio de periodismo García Márquez, una suerte de Pulitzer de las lenguas española y portuguesa.
Antonio Rubio, director del curso clausurado ayer, solicitó a las alcaldesas de Barcelona y Madrid que dediquen una calle o plaza a García Márquez, como acaba de hacer la parisina Anne Hidalgo. En el acto de clausura también participaron Jaume Giró, director general de la Fundación La Caixa; Javier Ramos, rector de la Universidad Rey Juan Carlos, y Juan Manuel Uribe, ministro plenipotenciario de Colombia. El curso finalizó con La música
de Macondo, un recital de canciones vallenatas a cargo de un grupo colombiano de acordeón.
Los expertos han detectado mucha mayor influencia de hechos reales en ‘Cien años de soledad’