El maná del apellido
El Barça mejora sus cálculos por rebautizar el Camp Nou tras un estudio
El Barça espera sacar bastante más de los 200 millones que calculó en un primer momento gracias a un contrato con una firma comercial que le ponga apellido al Camp Nou. Así lo expresó el presidente blaugrana, Josep Maria Bartomeu, en la entrevista que publicó ayer este diario. Este optimismo se fundamenta en los informes internos que maneja el club. Hace unos meses el Barcelona encargó a una consultora estadounidense, Van Wagner, que realizase un estudio sobre el asunto y los resultados son halagüeños para la entidad blaugrana. Van Wagner ha logrado contratos suculentos en su país, como el que consiguió para el nombre del estadio que comparten en la liga de fútbol americano los New York Jets y los New York Giants y ahora ha desembarcado también en Europa, donde colaboró antes con el Arsenal, para ayudar al Barça en este cometido. Una vez el Ayuntamiento y el club han dado un primer visto bueno al proyecto del Espai Barça el Barcelona dejará pasar el verano pero a partir de septiembre entrará en profundidad a buscar el patrocinador del nuevo Camp Nou. Como es habitual en estos casos se parte de la idea de conseguir un contrato de larga duración, de unos 15 o 20 años.
Cabe recordar que en el referéndum que aprobaron los socios del Barcelona en abril del 2014 en relación con la remodelación del estadio se incluía el permiso para que el club explotara lo que se llama title rights, es decir el apellido comercial del estadio. Es un elemento capital para la financiación del proyecto, pues inicialmente se calculó que de ahí provendría un tercio de los 600 millones presupuestados. Otros 200 han de proceder de los ingresos de explotación y los otros 200 de un préstamo bancario. En cuanto al nivel de ingresos el Barça también subraya que ya está en 700 millones, una cantidad que pensaban que no alcanzarían hasta el 2021, circunstancia que también alimenta los buenos augurios, según el club, sobre el inicio del proyecto del Espai Barça. La entidad mantiene el objetivo de que cuando lleguen las grandes obras lo hagan con un nivel de deuda que ronde lo 200 millones.
En Estados Unidos es muy habitual que las instalaciones deportivas reciban directamente el nombre de una empresa, lo que se llama en el argot naming rights. Es el caso por ejemplo del Oracle Arena de los Golden State Warriors o el Quicken Loans Arena de los Cleveland Cavaliers, ambos en la NBA. En Europa, más tradicional, no ha calado tanto esta costumbre, aunque sí lo ha hecho desde hace años ya en la Bundesliga. Los grandes clubs alemanes, como el Bayern, con el Allianz Arena, y el Borussia Dortmund, con el Signal Iduna Park, marcaron la línea. En el caso del club bávaro la aseguradora Allianz forma parte también del accionariado desde el 2014 y el acuerdo actual por poner su nombre al estadio es por 17 temporadas. Por 16 es la entente del Dortmund y, en cuanto al Schalke 04, en el 2018 llevará ya trece años asociándose con la cervecera Veltins, marca con la que quedó bautizado el nombre de su campo.
En Inglaterra hay clubs grandes que todavía no han dado el paso como el Chelsea (Stamford Bridge), el Manchester United (Old Trafford) o el Liverpool (Anfield), pero otros, como el Arsenal o el Manchester City sí que apostaron por obtener recursos por esta vía. Y no por la solución intermedia, la de los title rights, sino por la de los naming rights. En ambos casos, tanto los gunners con Emirates, como el City con Etihad, son dos pactos con aerolíneas que van más allá del estadio y que se extienden a la publicidad en la camiseta, entre otros aspectos. Dentro de este acuerdo global se calcula que cobran unos 15 millones anuales por el nombre de su recinto.
El Madrid está explorando una vía similar a la del Barça y, cuando el pasado octubre, Florentino Pérez presentó la reforma del Bernabeu con el Ayuntamiento de Madrid confirmó que se busca apellido para Chamartín pero que el estadio no perdería su nombre actual. Los proyectos de remodelación son millonarios y hay que encontrar una manera sostenible de afrontarlos.