La Vanguardia

París y una misa por Dior

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Para ver en exclusiva el anuncio del nuevo perfume de Chanel, en el Palais de Tokyo, te confiscan el móvil

París no está preparada para soportar 37 grados. En la semana de la alta costura, donde antaño me recreaba con las más exquisitas fragancias que arrastraba la brisa –“perfumes niche” les llaman, firmados por narices que no necesitan publicidad–, ahora huele a sudor. En el jardín de Les Invalides, reservado para el desfile Dior, las modelos lucen abrigos desde la nuez hasta el tobillo y el contraste es pura contradicc­ión. Invierno en verano. Parisinas y americanas agitan los abanicos tan torpes como frenéticas. En la pasarela, las modelos con largas faldas de lanas grises plisadas y ceñidas al talle –entre las suffragett­es y las viajeras de primeros del siglo XX– dejan atrás el imán de la seducción. Sexualizar la moda no está de moda, afirman los creadores, en especial la primera jefa en la historia de la Maison, Maria Grazia Chiuri, que ha convertido el feminismo de camiseta en tendencia. En Toraya, un japonés extrañísim­o de la rue Saint Florentin, mi vieja amiga Laurence Benaïm –la única biógrafa autorizada de Saint Laurent– me da su explicació­n: “Creo que las maisons se han dejado influir por la cultura islámica y sus compradora­s, por eso cortan la fantasía y crean patrones que cubren hasta el último centímetro de piel de las mujeres. Estas coleccione­s se venderán muy bien en el Golfo”. Y de postres, un gossip :“A

Macron le llaman playmobil one”. La Maison Dior festeja su 70.º aniversari­o con la exposición de moda más sublime de la historia, empeño personal de Olivier Bialobos, cabeza de la comunicaci­ón de Arnaud. Las dos salas del Musée des Arts Décoratifs ejercen de túnel del tiempo, recreando una galería de arte, un atelier y un salón de baile con los trajes que en su día lucieron Gracia de Mónaco y la princesa Diana, Charlize Theron o Jennifer Lawrence, que posa frente a su traje. Pero la celebridad más esperada es Madame Macron, así la llaman las estilistas francesas, a quienes su estilo retro a lo Courrèges les recuerda a Julieta Serrano en Mujeres al borde de un ataque de nervios. “Demasiado bronceada”, añaden, malignas. El misterio de Dior radica en que en menos de diez años convirtió su apellido en marca internacio­nal. Era discreto y refinado, antes que couturier vendía cuadros de Braque o Dalí –muchos de ellos, en la muestra–. Murió muy joven, no dejó tantos aforismos como Chanel, aunque junto a ella dibujó una nueva silueta femenina culta, moderna y poderosa.

Al día siguiente, martes, al terminar el desfile de Chanel, a los pies de una torre Eiffel levantada sólo para ese momento –siempre haciendo magia–, cruzo al Petit Palais, que esconde uno de los jardines más deliciosos de París. Los pájaros picotean mi desayuno. Uno se posa con estilo en la esquina del ordenador. La felicidad es un instante. Por la tarde, minutos antes del desfile de Mr Armani, custodiado por Sophia Loren, Isabelle Huppert y nuestra Rossy de Palma, hago cola en los baños desastrado­s de Chaillot, un garaje sórdido donde me encuentro a Alicia Chapa, de la revista Telva. Le pregunto qué demonios hacemos allí, por qué regresamos una y otra vez a ese carrusel de penalidade­s, donde una camada de personajil­los se dan aires y las celebridad­es visten con tal esmero que podría parecer el ultimo día de su vida. “Somos unas viciosas”, me responde la sabia colega. “La moda te puede masticar y escupirte”, ha declarado Lucinda Chambers, ex-Vogue inglés, a la revista Vestoj. Ojalá sólo nos masticara y escupiera la moda.

Al atardecer, Chanel presenta su nuevo perfume, Gabrielle, inversión millonaria. Está inspirado en la insolencia y rebeldía de la joven Chanel; a ninguna biografía se le ha sacado tanto partido. En el Palais de Tokyo, convertido en una habitación a oscuras, explota un delicioso ramo de tuberosa e ylang-ylang. Para ver en exclusiva el spot, protagoniz­ado por Kristen Stewart , te confiscan el móvil. Privilegio­s sobreactua­dos. La noche termina con baile y música en directo de Pharrell Williams, las musas y sirenas de la casa bailando: Ines de la Fressange, Caroline de Maigret, Alessandra Mastonardi o Adriana Ugarte, junto a Lagerfeld; la vida rosada. Yo me lo pierdo, me voy con la cabeza llena de los pájaros del Petit Palais, a punto de desearle a esta página y a todos ustedes, amables lectores, un verano azul.

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Kristen Stewart protagoniz­a el anuncio de Gabrielle, el nuevo perfume de Chanel, presentado esta semana en París. Arriba, exposición de Dior en su 70.º aniversari­o, en el Museo de las Artes Decorativa­s de la capital francesa
 ?? OLIVIER BORDE ??
OLIVIER BORDE

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