El rechazo de los comunes al 1-O solivianta al soberanismo
Partidos y entidades se sienten “decepcionados” por la “indefinición” del espacio de Colau
► El bloque independentista arremete contra Colau por su “ambigüedad” con el referéndum ► El Tribunal de Cuentas abrirá una causa a los condenados del 9-N
Alud de críticas. Esto es lo que ha concitado la decisión tomada el sábado por Catalunya en Comú, el partido de Ada Colau y Xavier Domènech, de considerar el 1-O una movilización en defensa del derecho a decidir y no un referéndum vinculante y con validez jurídica sobre la independencia de Catalunya y, en consecuencia, de no realizar, cuando menos de momento, ni campaña ni una llamada a la participación. Una decisión que ayer el bloque independentista coincidió en censurar de manera tan unánime como enérgica, pero también las formaciones contrarias a la consulta, y todas, en cualquier caso, curiosamente con el mismo argumento: la “ambigüedad” e “indefinición” que, después de la reunión del órgano de dirección que debía adoptar una posición sobre la cuestión, siguen manteniendo los comunes ante la cita del 1-O.
El principal reproche que el independentismo ha dirigido al espacio de Catalunya en Comú en los últimos meses ha sido que, después de reclamar un referéndum y oponerse a la celebración de otro 9-N, cuando llega la hora de la verdad se desdice y sostiene exactamente lo contrario. Una crítica que la confluencia de ICV, EUiA, Barcelona en Comú y el sector crítico de Podem no se ha cansado de rechazar, como hizo el mismo sábado Xavier Domènech al considerar que la propuesta de consulta, tal como está planteada por Junts pel Sí y la CUP, ni resuelve el conflicto entre Catalunya y España ni ofrece las más mínimas garantías. El caso es que durante todo este tiempo el bloque independentista ha intentado sumar a los comunes a la causa del 1-O, pero a la vista está que sin éxito, lo que en la práctica dificulta el discurso de que el 80% de las fuerzas políticas presentes en el Parlament están a favor del referéndum, aunque todas las encuestas reflejen que socialmente la fotografía es ésta.
En este escenario, no resulta en absoluto extraña la contundencia con que el independentismo –partidos y entidades– ha acogido la decisión de Catalunya en Comú. Desde el PDECat, por ejemplo, Marta Pascal valoró que “la tibieza y las dudas” de los comunes “dejan desamparados a sus votantes” y es la evidencia de que “si un partido no sabe entender lo que quieren los ciudadanos, se irá extendiendo la distancia entre las cúpulas de los partidos y los electores”. ERC también subrayó que la “ambigüedad” les puede pasar factura electoral, porque “en estos casos la gente siempre pasa por encima de los políticos”, según Gabriel Rufián, que aseguró que “hace tiempo que no espero nada de la cúpula de los comunes” y, a pesar de todo, se mostró “absolutamente convencido de que el votante de es- ta formación irá el 1 de octubre a votar sin tener ni idea de lo que piensan Ada Colau, Xavier Domènch y compañía”.
La misma esperanza exhibió el conseller de Afers Exteriors, Relacions Institucionals i Transparència, Raül Romeva, exmilitante de ICV, aunque sin entrar en controversias. “No tengo ninguna duda de que el 1-O mucha gente de los comunes irá a votar sin ningún problema y con gran determinación”, se limitó a remarcar el actual miembro independiente de Junts pel Sí. Otro independiente de Junts pel Sí, Lluís Lach, se declaró, en cambio, directamente “decepcionado” por una postura “absurda”. Y la CUP, con idénticas sensaciones, se expresó igualmente con “tristeza”, convencida asimismo, según Mireia Boya, de que, “si al final no estáis, la historia os pasará por encima”. Las entidades, por su parte, tampoco se quedaron atrás, y Miquel Buch, de la Associació Catalana de Municipis (ACM), lamentó que “no hay margen para la indefinición ni para los cálculos electoralistas”, mientras Jordi Cuixart, de Òmnium Cultural, expresaba su “decepción mayúscula”.
Pero en el otro plato de la balanza la posición de Catalunya en Comú tampoco gustó a los partidos contrarios al referéndum. Xavier García Albiol (PP) calificó de “grave irresponsabilidad” la “ambigüedad” y comparó la situación con el embarazo: “Al igual que en la vida o se está embarazada o no se está embarazada, no se puede estar embarazada a medias, en el referéndum o se está a favor o se está en contra, no a medias”. Jorge Soler (Cs) habló de “ejercicio de equilibrismo absurdo que no lleva a ninguna parte”. Y únicamente Miquel Iceta (PSC), sin entrar en el fondo de la decisión, quitó hierro al asunto y avanzó que no tiene intención de romper el pacto de gobierno de su formación con Ada Colau en el Ayuntamiento de Barcelona porque está confiado en que “no hará nada ilegal”.
ARGUMENTO COMPARTIDO PP y Cs también cargan contra Catalunya en Comú por su “irresponsabilidad” DÍA DEL REFERÉNDUM El bloque proconsulta vaticina que los votantes ignorarán la decisión de la dirección