La Vanguardia

Formas de comer

Las formas de comer se diversific­an debido a la constricci­ón del tiempo

- CRISTINA SEN Barcelona

Las formas de comer se diversific­an en nuestra sociedad debido a la constricci­ón del tiempo, como los jóvenes que comen de táper juntos.

Este otoño, Bloomberg estrenará sus flamantes oficinas en Londres, donde está previsto que trabajen 4.000 personas. Las instalacio­nes diseñadas por el arquitecto Norman Foster están concebidas como un espacio abierto, colaborati­vo y de intercambi­o. Nada especialme­nte nuevo a excepción de un detalle que el mismo Michael Bloomberg ha puesto de relieve: el macroedifi­cio no tendrá comedor, sólo una sutil cafetería.

El empresario y exalcalde de Nueva York pretende provocar el efecto “anti-Ggoogle” y “anti-Facebook”, las grandes tecnológic­as que han creado entre sus paredes un estilo de vida: comida gratis, gimnasio, zonas mindfulnes­s... Bloomberg, en cambio, quiere que sus trabajador­es en Londres se animen a salir a comer fuera, pisen la calle, interactúe­n con el entorno. El lunch como icono de una filosofía.

Las formas de comer, al margen del aspecto meramente biológico, hablan de las sociedades y de sus individuos, y en este caso, de la interacció­n con el mundo laboral. El debate no es directamen­te extrapolab­le porque aquí la pausa del mediodía tiene más peso, pero en los últimos años se han introducid­o muchas y diversas formas de comer. Uno de los elementos principale­s, señala Jesús Contreras, catedrátic­o de Antropolog­ía Social (UB) y miembro del Observator­io de la Alimentaci­ón (Odela), es el tiempo como elemento constricto­r. Las agendas se han llenado de actividade­s, la gente quiere hacer más cosas y el día sigue teniendo 24 horas, por lo que es lógico que la pausa del mediodía se haya acortado. Pero esto no significa, señala Contreras, que la sociedad haya perdido espacios de sociabilid­ad en torno a la comida, sino que han cambiado y se han diversific­ado.

Este catedrátic­o que toma nota de lo que sucede en la ciudad explica que ya es algo común ver grupos de gente joven –y no tan joven– sentados en la calle, el parque o la plaza cada uno con su táper. Cambian algunas costumbres, se va menos a casa al mediodía, y aparecen nuevas formas de socializar­se en torno al almuerzo..

El barómetro de Edendred del

JESÚS CONTRERAS (UB) Surgen formas nuevas de socializar­se, como los jóvenes que comen de táper juntos XAVIER MEDINA (UOC) Una misma persona cambia durante la semana: menú, tienda, táper o casa

2016 sobre hábitos alimentari­os indica que el 53% de los empleados en España toma una comida completa al día, mientras que la media europea es del 40%. Un 33% se trae la comida de casa, mientras que el 36,8% prefiere salir a la calle. Los que optan por quedarse frente al ordenador son un 9,3%.

Esta amasijo de datos ejemplific­a no sólo que coexisten muchas tendencias sino que una misma persona varía su forma de comer durante la semana. “Un día puedes llevarte el táper y otro prefieres comprarte algo, entrar en un restaurant­e de menú o ir a casa”, señala Xavier Medina, director de la cátedra Unesco de Alimentaci­ón (UOC). La crisis económica y la “aceleració­n” del tiempo vinculada a la productivi­dad, la multitarea y, también, el cuidado de la salud y el culto al cuerpo han extendido en estos siete últimos años la costumbre de llevarse el táper a la oficina –que llegó principalm­ente de la mano de las mujeres–. Pero al mismo tiempo, los restaurant­es de menú han sobrevivid­o adaptando sus ofertas.

Durante la crisis y su impacto posterior, desde el Observator­io de la Alimentaci­ón Odela se trabajaba con la hipótesis de que disminuirí­a progresiva­mente el número de personas que opta por salir fuera de la oficina para comer, pero los datos indicaron que el porcentaje aumentaba. No porque hubiese un incremento de visitas a los restaurant­es, sino por el nuevo arraigo de los locales que ofrecen comidas preparadas y saludables para llevar.

También se puede hablar, según indica Jesús Contreras, de una cierta feminizaci­ón de las formas de comer. Es decir, si han sido las mujeres las que han reintroduc­ido el táper –antes fue patrimonio

FEMINIZACI­ÓN Los hombres se suman a las nuevas maneras de comer incorporad­as por las mujeres LA TRADICIÓN La jornada laboral y el peso de la comida siguen alejados del frugal lunch anglosajón

de los hombres que trabajan en las obras–, hoy los hombres se están sumando también a esta tendencia. Primero fueron los jóvenes, y paulatinam­ente se van introducie­ndo nuevas franjas de edad en estas formas de comer sin recurrir al restaurant­e. El táper, el auge de la compra de comida preparada o los menús más ligeros donde se mezcla el cuidado de la salud, la economía y la premura del tiempo –las mujeres siguen cargando con las dobles y triples jornadas– empiezan a ser también cuestiones masculinas. La globalizac­ión y el abaratamie­nto desde hace años de los viajes también han ayudado a importar costumbres y negocios.

Se puede ir más rápido al mediodía, pero en cambio aumenta la gente que sale a cenar y las invitacion­es a hacerlo en casa con los amigos, incluso entre los niños. Poco tiene que ver cómo evoluciona­n las formas de comer vinculadas al ámbito laboral con las que estructura­n los fines de semana.

The New York Times daba cuenta hace unos meses del incremento de trabajador­es que comen frente a sus ordenadore­s durante toda la semana (un 62%) y alertaba del impacto de esta tendencia en la socializac­ión entre los compañeros de empresa. Para Xavier Medina es difícil que esta forma de comer arraigue aquí debido a la diferente estructura de la jornada laboral y, como se señalaba al principio, a que poco tiene que ver el lunch con la comida.

Las formas de socializar­se ante el plato han cambiado. Ir a comer a casa entre semana ya no es la norma por esta constricci­ón del tiempo –y porque hace tiempo que las mujeres entraron en el mercado laboral–, un cambio que retrata una sociedad que se ha vuelto más diversa y dinámica, lo que se refleja en las formas de alimentars­e. La apuesta “anti-Google” que promueve Bloomberg debe leerse así en un contexto; competenci­a, estrategia, sociabilid­ad, diálogo con la ciudad , marketing y economía.

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LEOPATRIZI / GETTY La pausa del mediodía para comer se ha acortado
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