El acuerdo de Putin y Trump abre la esperanza de tregua en el sur de Siria
El alto el fuego se respeta y Gobierno y oposición inician hoy nuevas negociaciones
La calma, por fin la calma, llegó ayer al sur de Siria, cuna de la rebelión opositora al régimen y una de las zonas más castigadas por los combates desde hace más de seis años. El alto el fuego, el enésimo, entró en vigor a mediodía. La diferencia es que esta vez el acuerdo tiene la rúbrica de los presidentes estadounidense, Donald Trump, y ruso, Vladímir Putin, que lo pactaron el viernes en Hamburgo, durante la cumbre del G-20.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, oenegé ligada a la oposición al régimen, el cese de los combates se mantuvo en las tres provincias incluidas en el acuerdo: Quneitra, Deraa y Sueida. “Se ha respetado totalmente –explicaba el director del observatorio, Rami Abdel Rahman–. Los únicos disparos han sido unos morteros lanzados a primera hora de la mañana, antes de la entrada en vigor”.
Esto supone un cambio radical de la situación. Durante estas últimas semanas, de hecho, se han vivido algunos de los combates más intensos. Las fuerzas gubernamentales del presidente Bashar el Asad, reforzadas en su posición, con avances en todos los frentes, habían lanzado ataques contra los grupos rebeldes en las tres provincias para posicionarse en situación de ventaja ante la posibilidad de que se llegara a un acuerdo de tregua, como finalmente ha sucedido.
Vladímir Putin y Donald Trump quisieron dejar claro con el acuerdo del viernes que ambos están en sintonía en la necesidad de frenar la guerra, aunque mantienen sus divergencias sobre la gestión de la paz. Rusia apoya al Gobierno de El Asad, y Estados Unidos cree que no habrá reconciliación mientras este siga en el poder. Jordania, país fronterizo de las provincias afectadas, se unió al pacto. “Es un acuerdo que salvará vidas”, tuiteó Trump.
El alto el fuego es el primer paso para facilitar la nueva ronda de negociaciones entre las delegaciones del régimen y la oposición que se abren hoy en Ginebra. En Damasco, el Gobierno sirio no informó del acuerdo ni se anunció en televisión, aunque la prensa afín al régimen sí dio por hecho que Moscú había informado y pactado todo con Damasco antes de hacer el anuncio y por tanto estaban conformes en lo esencial.
En mayo ya se intentó un plan internacional para que se frenaran los combates y se permitiera el paso de ayuda humanitaria. Lo firmaron Rusia e Irán, aliados de Damasco, y Turquía, que apoya a grupos rebeldes. Pero la negociación fracasó al tratar de quién administraría las tres provincias.
La pasada semana hubo otra reunión de la mesa de negociación paralela que se lleva a cabo en la capital de Kazajistán, Astaná, a la que pilló por sorpresa el anuncio de Putin y Trump. La delegación rebelde criticó el anuncio y dijo que no admitía un alto el fuego que únicamente afectase a una parte del país. A su entender, dividirá a la oposición. Sin embargo, la fuerza de los hechos consumados parece que les ha hecho callar. En las tres provincias afectadas, una población y unos guerrilleros castigados por años de combate parecían dar por buena la tregua. El hecho de que Jordania, valedor de los rebeldes de la zona, la suscriba también habrá tenido su peso. Con la llegada de Trump, la política de Washington respecto a Siria puede haber cambiado sensiblemente. La prioridad parece ser ahora dar pasos firmes en la dirección de la paz y dejar la geopolítica de intereses para más adelante. La guerra, iniciada en marzo del 2011 en Deraa con las manifestaciones contra El Asad durante la llamada
primavera árabe, ha costado la vida a más de 320.000 personas. Y la oleada de millones de desplazados se ha convertido en uno de los principales problemas de la agenda europea.
La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, ratificó el respaldo de la UE a la iniciativa de Estados Unidos, Jordania y Rusia. “Un cese a escala nacional de las hostilidades y el acceso humanitario sin obstáculos es clave para facilitar las conversaciones bajo los auspicios de la ONU en Ginebra”, indicó Mogherini. De cara a la apertura de la ronda de conversaciones hoy, pidió que las partes implicadas den al enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, “todo el apoyo que necesita”. También instó a alcanzar un acuerdo sobre una transición política basada en la resolución del Consejo de Seguridad, que prevé la creación de un Gobierno inclusivo y no sectario en un plazo de seis meses.
El Gobierno israelí, por su parte, aplaudió la tregua, siempre que no signifique dejar que asesores militares de Irán –aliados de Damasco– se instalen en la frontera con Israel.