Reflexiones en la lavandería
Junto a la zona técnica en la meta de Chambéry, la lavandería pública que hay en un callejón asemeja un tesoro escondido. Tres lavadoras en las que caben 6,5 kg de ropa en cada una no son suficientes para los muchos trabajadores que dormimos cada día en un sitio diferente durante el Tour. Por desgracia, en el momento en el que la descubro ya hay cola. Allí me crucé con un colega de otra televisión junto al que suelo coincidir a diario en la zona mixta. El inglés pareció haber encontrado el Santo Grial. Tal es así, tras recoger su ropa ya seca comentó: “En estos momentos sientes cómo recuperas toda tu vida mediante estas prendas”.
La etapa de ayer pareció un asesinato. Muchos pusieron en juego sus vidas en los descensos caracterizados por carreteras estrechas, fuerte desnivel y curvas ciegas. No suficiente con eso, los chaparrones que cayeron añadieron humedad y hojas incrementando la peligrosidad del recorrido. En el primero de ellos cayeron en el mismo sitio tanto corredores de la escapada como del grupo principal, siendo Geraint Thomas una de sus víctimas. El líder Chris Froome perdía así a su gregario de lujo. Más tarde, en la última bajada, despidió a uno de sus rivales. La caída de Richie Porte dolió a todos los que estaban junto a la meta, el pánico del público pareció atravesar las paredes de los OB Trucks en la zona técnica.
Una vez terminada la carnicería decidí echar un vistazo a la lavandería. Estaba vacía y sin nadie custodiándola. Era momento ideal para meter la ropa sucia y darle al botón de start. El tambor arrancó con los más de 6 kg y empecé a pensar en Rigoberto Urán lanzando su glorioso sprint atrancado con el 53x11 , tras romper el cambio de su bicicleta en la caída del australiano Porte. Pocas revoluciones al principio y ganando cadencia mientras daba caza al anticipado Fuglsang. Al colombiano Urán le notificaron su victoria minutos más tarde de cruzar la línea de meta mientras el público celebraba aún la falsa victoria del francés Barguil. Fue en ese instante y, tras conocer el resultado de la foto final, el momento en el que la vida de Urán pasó a miles de revoluciones.