Antonio Banderas
El galardón compensa al actor después de su infarto y su portazo en Málaga
ACTOR, DIRECTOR Y PRODUCTOR
El veterano cineasta malagueño, que en agosto cumplirá 57 años y sigue trabajando sin parar, recibe ahora el premio Nacional de Cine por una “trayectoria extraordinaria que ha abierto el camino para muchos actores y actrices”.
Le llega en el momento justo. Antonio Banderas recibe el premio Nacional de Cine con la carrera hecha y cuando está a punto de cumplir 57 años, pero sobre todo en una de sus temporadas más difíciles aunque no tanto en lo profesional como en lo personal. Primero, en enero, fue un infarto; después, en mayo, un portazo en su ciudad natal por desavenencias locales y acusaciones de favoritismo en torno al que se supone que era el proyecto de sus sueños, un centro cultural para Málaga.
El Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), adscrito al Ministerio de Cultura, otorgó su gran premio a Banderas “por una extraordinaria trayectoria nacional e internacional que ha abierto el camino a muchos actores y actrices españoles”. El jurado, presidido por el director general del ICAA, Óscar Graefenhain, también señaló “su compromiso tenaz con el cine como actor, director y productor”. Entre la decena de jueces que eligieron al artista andaluz estaban el también productor Agustín Almodóvar, hermano del cineasta y mentor de Banderas, Pedro Almodóvar, y el asimismo realizador Álex de la Iglesia. El ministro Íñigo Méndez de Vigo, señaló en una nota que Banderas “colma de prestigio el buen hacer del cine español”.
El actor estaba ayer en el Festival de Cine de Ischia para presentar dos de las últimas películas en que actúa
–Black Butterfly, dirigida por Brian Goodman y
Stoic, de Isaac Florentine, cuando se le concedió el galardón. “Sé el privilegio y el honor que este premio representa sólo siendo consciente de los nombres de aquellos profesionales que lo recibieron antes que yo. Lo acepto lleno de gratitud, humildad y sentido de la responsabilidad”, dijo en un comunicado.
Con una carrera enorme que arrancó en 1982 precisamente de la mano de Almodóvar y su Laberinto de pasiones, el también protagonista de Evita (Alan Parker),
Desperado (Robert Rodriguez) o Altamira (Hugh Hudson) está acostumbrado a las distinciones honoríficas. La última hasta ayer, y después de las del Donostia del 2008 o el Goya de Honor del 2015, se le otorgó en el Festival de Málaga de la pasada primavera. Fue entonces cuando, al agradecerlo, él se explayó sobre el infarto al corazón que había sufrido el 26 de enero; un accidente cardiaco que no le causó daños pero le condujo al quirófano y le obligó a replantearse su ritmo de vida. Además de anunciar un posible retorno a la dirección, el actor vio llegado el momento de, quizá, regresar a Málaga. No en vano había planeado invertir en un centro de artes escénicas y ocio en la ciudad. Pero la disputa política al respecto, con acusaciones de la oposición de que el Ayuntamiento (PP) le había hecho un traje a medida, le llevaron a desistir entre quejas por el “trato humillante” que le habían dedicado. De ahí que el Premio Nacional de Cine, dotado con 30.000 euros, pueda verse como un resarcimiento de Banderas, y no sólo como una recompensa por 35 años de trabajo delante y detrás de la cámara, que eso también.
PIONERO Cultura ve al cineasta como un modelo que ha “abierto camino” a otros actores y actrices MODESTO Banderas acepta el premio “con gratitud, humildad y sentido de la responsabilidad”