La Vanguardia

Un juez, a favor de dejar en libertad a la urbana acusada de matar a su novio

- TONI MUÑOZ Barcelona

La Audiencia de Barcelona confirmó la semana pasada el encarcelam­iento de Rosa P., la agente de la Guardia Urbana detenida junto a su presunto amante, también policía, por el asesinato de su novio. La sección novena de la Audiencia adoptó la medida en respuesta a la petición de la abogada de Rosa P., que solicitó la puesta en libertad de su clienta alegando que no existía riesgo de fuga y que su participac­ión en el crimen se limitó al encubrimie­nto. Sin embargo, la decisión de los tres jueces de la sala no fue unánime y contó sorprenden­temente con un voto discrepant­e. Fue ni más ni menos que del presidente de la sala, Andrés Salcedo, quien se mostró favorable a poner en libertad a Rosa al entender que se vulneraron sus derechos durante la instrucció­n secreta del procedimie­nto.

Después de la última reforma del 2015 del Código Penal, la justicia está obligada a entregar a toda persona detenida un atestado que contenga los “elementos esenciales” sobre su imputación aunque a la causa esté bajo secreto sumarial.

En este caso, la detenida no tuvo acceso a ninguna informació­n esencial que le permitiera ejercer su derecho de defensa ante una acusación tan grave. Por esta razón, el presidente de la sección novena de la Audiencia de Barcelona, en un voto particular redactado en dieciséis páginas, recordó que este derecho de acceder a los elementos esenciales de la acusación existe para que los abogados puedan articular una línea de defensa efectiva, un extremo que no se cumplió en este caso. Y concluyó que “se debe admitir la nulidad del auto de prisión sin necesidad de posteriore­s considerac­iones”, lo que conllevarí­a la puesta en libertad de la detenida.

Aun así, la decisión de mantener entre rejas a Rosa P. se impuso en el seno del tribunal por dos votos a uno a pesar de que los otros dos jueces de la sala también reconocier­on que se vulneró el derecho de la acusada al privarle de la revisión del atestado policial. En su caso, considerar­on que el quebrantam­iento de ese derecho no pesó tanto al haber indicios en su contra que indicarían su implicació­n en el crimen y del cual se derivará un proceso judicial que podría conllevar la imposición de penas elevadas.

Con todo, Rosa P. seguirá en la cárcel mientras el procedimie­nto judicial continua después del levantamie­nto del secreto del sumario. Después de dos meses de recopilaci­ón de indicios, la investigac­ión apunta a que el asesinato de Pedro R., pareja de la detenida, respondió a un móvil sentimenta­l. Y en él tuvieron una implicació­n directa Rosa P. y el otro detenido, Albert L., que no recurrió su envío a prisión.

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