Adele, ‘Hello... and goodbye’
Los nuevos problemas vocales de la artista pueden haberla reafirmado en dejar los escenarios
El mayor fenómeno musical de los últimos tiempos, Adele, vive momentos de incertidumbre, al menos en uno de los aspectos esenciales de la carrera de todo artista: las actuaciones –en vivo y en directo, como se suele decir– y en particular las giras de conciertos.
La cantante británica, de 29 años, ya había comentado en algunas ocasiones que las giras no son lo suyo, que sufre con los viajes y con la exposición y el estrés del directo, pues es una persona tímida y muy casera, muy familiar, y además se entrega sin reservas en el escenario llevando al límite su magnífica voz de contralto. De hecho, llegó a insinuar hace unos meses que la gira mundial que estaba haciendo para presentar su tercer y último álbum hasta hoy,
25, encabezado por la célebre Hello, quizá sería la última que hiciera. El accidentado, casi dramático cierre de esa gira bien podría haberla reafirmado en sus intenciones.
La gira de 25 empezó en febrero
La cantante sólo pudo hacer dos de los cuatro conciertos en Wembley con los que despedía la gira mundial de ‘25’
del año pasado e incluyó 51 conciertos en Europa, 58 en Norteamérica y 11 en Oceanía. Y un extra: cuatro conciertos en el nuevo Wembley con el cartel de “todo vendido”, o sea casi 100.000 personas por noche. La artista estaba muy ilusionada con esas cuatro actuaciones finales en el más mítico escenario de grandes conciertos de su ciudad, pero llegó bastante tocada a ellas tras la larga gira y tras sufrir una bronquitis. Salvó las dos primeras entregándose a fondo, pero lo pagó caro. Se dañó las cuerdas vocales y tuvo que anular las dos últimas, previstas para el 1 y 2 de julio. Para colmo de males parece que estaba previsto que esos dos shows se grabaran para lanzar un vídeo destinado a ser un superventas y además muchos fans de la cantante que tenían entradas la criticaron duramente por esperar al último momento para anunciar la cancelación y no hacerlo en cuanto supo que no estaba bien (ya se puso en manos de los médicos tras finalizar con problemas la segunda actuación).
La artista hizo público el día 1 su comunicado de anulación, un largo y emotivo texto en el que pedía todo tipo de disculpas y reconocía que tenía “las cuerdas vocales dañadas” y que estaba “saturada de corticoides y otras medidas” para tratar recuperar su voz, lo que hizo recordar el grave problema que ya tuvo en sus cuerdas vocales en el 2011 y que pudo superar tras una operación y un largo entrenamiento para reconducir su técnica vocal. En el comunicado dejaba la puerta abierta a retomar las dos actuaciones en breve
si se recuperaba, pero desde entonces no ha vuelto a hacer declaración alguna y la promotora inició hace días la devolución del precio de las entradas.
La ecuación se cierra si se tienen en cuenta las palabras que Adele incluyó en los programas de las actuaciones en Wembley: “He querido que mis últimos conciertos sean en Londres, en mi casa, porque no sé si volveré a hacer alguna gira algún día... Puede que no volvamos a vernos en un concierto, pero guardaré este recuerdo para siempre”. Eso sí, de dejar la música, nada de nada, tal como ella misma lo quiso dejar claro en uno de sus últimos conciertos: “Siempre escribiré música y siempre la publicaré. Y espero que siempre estéis ahí para acogerla”.