Tautou, la fotógrafa
Los Rencontres de Arles descubren, en la vorágine de 40 exposiciones, la faceta retratista de la actriz de ‘Amélie’
Los Rencontres de Arles son un acontecimiento para fotógrafos y aficionados a la fotografía, es decir, teléfono mediante, casi todo el mundo. Pero este año, con la irrupción en Arlés del fenómeno LUMA y su Leibovitz, el atractivo iconográfico de la ciudad subió varios puntos.
Además y contra la idea inicial de un enfrentamiento, LUMA presta parte de sus espacios recuperados a los ferrocarriles para exposiciones de los encuentros. Numerosos. Su presidente, Sam Stourdzé, ha programado más de 40 grandes muestras, muchas de ellas apadrinadas por grandes establecimientos culturales como el Jeu de Paume, el Pompidou, el Elysée suizo, la Tate.
El festival despliega tres focos sobre la fotografía colombiana (bautizada La vuelta: reúne obra de más de treinta fotógrafos de diferentes generaciones aunque la violencia parezca un tema común), la iraní y la española.
En este caso, representada por Black Paper, una agrupación creada este siglo, en Madrid, por Julián Barón, Ricardo Cases, Federico Clavarino, David Hornillos, Alejandro Marote, Óscar Monzón, Bernardita Morello, Miren Pastor, Michele Tagliaferri, Fosi Vegue y Antonio M. Xoubanova.
Para Stourdzé, “lo importante de Blank Paper es que se ha desgajado del marco institucional y trabaja de espaldas al mercado; un artista debe realizar su trabajo con independencia de las instituciones”.
En la inauguración de los encuentros, que dedicaron una velada a un woman show de Leibovitz y exposiciones a otros grandes –Joel Meyerowitz, Masahisa Fukase, Roger Ballen, Michael Wolf, Karlheinz Weinberger...–, la ministra de Cultura, Françoise Nyssen, subrayó su proximidad al evento: su editorial, Actes Sud, es vecina de Arlés. A su lado, Xavier Bertrand, presidente de la región de la Alta Francia, anunció “el nacimiento de una institución oficial, basada en Lille, con la fotografía como tema único, asociada a los Rencontres para irradiar en todo Europa”.
Pero indudablemente el gancho para el gran público es la primera exposición, como fotógrafa, de la actriz Audrey Tautou. Hace veinte años ya que comenzó a fotografiar lo que la rodeaba e inició un par de colecciones que, con el tiempo, resultan obra reflexionada. Por un lado, autorretratos. Por el otro, periodistas.
Según ella, aunque ser actriz era el oficio elegido, nunca había pensado en la fama. “Y menos en cómo me cayó encima, de un golpe, con Amélie. Era difícil digerirlo y recibir pasivamente a la sucesión de periodistas que me entrevistaban. En especial me fastidiaban las sesiones de fotos, algo a lo que aún no me he acostumbrado. Por eso decidí, a mi vez, fotografiar a cada entrevistador. Sólo uno se negó a que lo retratara. Tal vez pensó que le iba a hacer vudú a su imagen. Pero lo mío es la foto ligera, y si es posible, alegre. Así reuní ochocientas fotografías, y al dorso de cada una, la fecha y el nombre del periódico. Todavía hoy, cuando las miro reunidas, me sobrecoge pensar en todas esas miradas concentradas en mí de un día para el otro”.
Audrey Tautou contraatacó la fama súbita retratando a los periodistas que la entrevistaban