El decisivo papel de la televisión
La NBC, que se había gastado 401 millones de dólares –351 millones de euros– para obtener en exclusiva los derechos de retransmisión de los Juegos de Barcelona’92 para su país, analizaba qué estilo de información debía realizar, teniendo en cuenta que ya se conocería el resultado de muchas pruebas cuando el público potencial que vería la televisión, estimado en unos 190 millones de personas, estaría en disposición de hacerlo. La llegada de Samaranch a la presidencia del Comité Olímpico Internacional había relanzado los ingresos de los Juegos, que después de los boicots a las ediciones de Moscú’80 y Los Angeles’84, iniciaron una recuperación en Seúl, que se consolidó plenamente en la capital catalana y ha seguido hasta nuestros días. “La televisión hace posible los Juegos y estos van a ser ‘explicados’, no meramente ‘informados’”, explicó Ray Stallone, portavoz de la NBC.
En el apartado estrictamente deportivo hubo novedades de relieve. En fútbol, por ejemplo, el torneo olímpico, que empezó con el partido entre Italia y Estados Unidos, inauguró la norma según la cual “el portero que toque con las manos un balón cedido por un compañero con el pie, incurrirá en libre indirecto”, un cambio sustancial que aún se mantiene en la actualidad. En baloncesto, Antonio Díaz Miguel, seleccionador español, recuperó a todos los jugadores después de tres días de huelga como medida de protesta ante la inclusión de un tercer extranjero en los equipos de la ACB a partir de la siguiente temporada. La propuesta, después de la mediación del CSD, fue paralizada con el pacto de que sólo dos de los tres extranjeros podrían estar en la pista al mismo tiempo. Luego, España fracasó en la pista de Badalona.