La Vanguardia

“Tengo que estar agradecida a los hombres”

Monica Bellucci, actriz, estrena mañana En la Vía Láctea

- FERNANDO GARCÍA Madrid

Monica Bellucci es la actriz a la que el bosnio Emir Kusturica confió el papel de coprotagon­ista de su última película, En la

Vía Láctea, que mañana llega a los cines. Belluci (Città di Castello, 1964) encarna en el filme a la enigmática Nevesta, amor tardío y salvador del no menos peculiar Kosta (Kusturica). Todo ocurre, y no es poco lo que ocurre, en pleno conflicto de los Balcanes.

Una de las sugerencia­s de la película es la de aquel “haz el amor y no la guerra”: un mensaje que en la vida y en la película choca con la realidad, ¿no? Precisamen­te, en la vida ocurre como en la película. Lo que Kusturica viene a decir ahí es que el mundo es horrible; que el ser humano es capaz de hacer las cosas más terribles; tanto, creo yo, que el cine ni siquiera puede representa­rlas, pues la verdad siempre supera en esto a lo que pueda contar un filme. Pero el hombre es igualmente capaz de hacer cosas maravillos­as. Todo depende de qué parte de nosotros se alimente. Insisto: esa dualidad que Kusturica representa es la misma que se da en la vida. Y quiero pensar que el amor es una fuerza creadora superior a la energía de la destrucció­n. La contraposi­ción entre una y otra está en el universo y está en nosotros como parte que somos de él. Se trata de una lucha interior, en cada uno de nosotros, y luego en la escala social: entre países diferentes, entre hombres y mujeres... El equilibrio está en conseguir un armisticio en ese combate de fuerzas. Porque yo no creo en la lucha perpetua.

Usted siempre habla de energía: sostiene que el sexo no es cuestión de edad sino de energía y no cree en la religión sino en la energía. Podría deducirse que coloca el sexo en el mismo plano que lo místico. No, no (ríe). No creo que el sexo sea místico, pero sí la fuerza primordial. Porque al fin y al cabo es la fuerza de la creación, y a través de ella se preserva la especie. Dicho lo cual, está claro que hay un montón de maneras de vivirlo. Cada uno lo experiment­a a su manera. Y todo es energía. Lo es la mesa ante la que estamos. Lo somos usted y yo. La luna es energía, y además la genera y ejerce su influencia sobre el mar e indirectam­ente sobre nosotros. Quiero decir, en definitiva, que la energía es lo que lo mueve todo.

¿Cómo se traduce eso en el cine y en su trabajo?

Pues verá. Recuerdo mis sesiones fotográfic­as con Helmut Newton cuando él tenía 80 años. ¡Ochenta! Y, sin embargo, aquel hombre que me miraba desde detrás de la cámara desprendía una pasión, una excitación, una energía .... Y Kusturica, a punto de cumplir 63, es una persona de una juventud espiritual impresiona­nte. Pero me pasa lo mismo con las mujeres, claro. Pienso en algunas de setenta o más que están en total plenitud; mujeres como la científica italiana Rita Levi-Montalcini [1909-2012], que hasta el fin de su vida hizo cosas maravillos­as. Gente que es un himno a la vida y que, de nuevo, me hace pensar que es la energía la que mueve a las personas. Claro, también podemos encontrarn­os jóvenes de 20 años que, al no tenerla, parecen ancianos. Es el motor de todo.

Pero, por mucha energía que tengan, parece que a la industria del cine le cuesta aceptar a las actrices maduras. Eso, como dije hace días, está cambiando. Las mujeres han descubiert­o por la vía de los hechos que ya no tienen que ser relegadas al papel de amas de casa. Han comprendid­o que su capacidad de creación es magnífica y que además de tener y criar hijos pueden hacer otras cosas estupendas; que poco a poco han ido adquiriend­o fuerza en lo social. Ahora las mujeres se respetan más a sí mismas y ven cómo, al hacerlo, son también más respetadas por los hombres. Es cierto que, antes, magníficas actrices como las que hemos tenido en Italia eran relegadas a partir los cuarenta años. Entonces se las mantenía como iconos por lo que habían sido, pero ya no como intérprete­s; no se les daba papeles. Ahora sí. Están Helen Mirren, Judi Dench, Nathalie Baye, Isabelle Huppert, Meryl Streep…, todas ellas excelentes actrices que siguen haciendo buenísimos papeles. Eso prueba el cambio al que me refiero: en la vida real y en la pantalla, que al fin y al cabo representa la realidad.

Y usted, ¿en qué punto de energía se encuentra como actriz a los 52? ¿Cómo se ve? La verdad es que yo tengo que estar agradecida a los hombres. Para mí misma es un descubrimi­ento lo que estoy viviendo a mi edad, porque a los 25 no podía imaginar que iba a dedicarme a esto y mucho menos que iba a continuar trabajando; que a los 50 Sam Mendes me iba a contratar para una cinta de James Bond; que me iban a coger para la preciosa serie americana Mozart in

the jungle, en el papel de una cantante de ópera súper ardiente; que Kusturica iba a contar conmigo para encarnar a una mujer que repre-

“Hoy la mujer se respeta más a sí misma y, al hacerlo, la respeta también el hombre” “Kusturica, con 62 años, es una persona de una juventud espiritual impresiona­nte”

senta la feminidad y la sensualida­d. Son estos directores los que me han hecho descubrir que una mujer de 50 años es fuente de inspiració­n para un hombre.

Tal vez este agradecimi­ento se preste a malentendi­dos. Hace días dijo también, hablando de desigualda­des de género, que no cree en la lucha entre mujeres y hombres, sino en la comunicaci­ón. ¿Cree en el feminismo? Creo que hay que estar agradecida­s a las feministas que tanto lucharon en los años sesenta y setenta. Gracias a ellas las mujeres tienen derechos sociales. Hemos aprendido a defender nuestra voz, y eso es nuevo. Pero sí, creo en la comunicaci­ón. Porque ¿a qué nos conduce la lucha? Los hombres también necesitan comprender el cambio de roles. Ya hoy vemos muchos padres acarreando a sus bebés, llevándolo­s en el cochecito o dándoles el biberón. Nosotras no somos como nuestras madres y abuelas. Hay un cambio, pero cuesta y puede ser doloroso.

En esta última película y algunas otras ha sido protagonis­ta, pero en muchas más ha ido de secundaria. ¿Cómo lo lleva? Bueno, he sido actriz principal en

Irreversib­le, Malena y muchas más. Pero el cine no es cuestión de minutado. Puedo trabajar cuatro años con Kusturica y un día con David Lynch en Twin Peaks (la nueva versión). El tiempo en pantalla no importa. Puedo estar horas como protagonis­ta de una película y sentirme igual de bien en otra con un papel de cinco minutos, pero magnífico, como en La vida privada de

Pippa Lee. Lo que cuenta es la posibilida­d de estar, disfrutar y ofrecer algo bueno al público. A veces, en un tiempo breve tienes oportunida­d de explotar una parte de ti que no ha podido salir en un papel largo. Yo digo sí a pequeños papeles y digo no a papeles principale­s si no me gustan. Es cuestión de apetencia y de búsqueda artística. Por ejemplo, ahora voy a salir sólo un día en una serie del italiano Niccolò Ammaniti porque lo que me propuso me pareció tan loco que tuve que decirle que sí. Y sin embargo me ofrecieron un primer papel en una serie americana al que dije no porque no me convencía. Es cuestión de ganas.

“No creo que el sexo sea una cuestión mística, pero sí la fuerza primordial” “Lo que cuenta es la posibilida­d de estar, disfrutar y ofrecer algo bueno al público”

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Monica Bellucci es la protagonis­ta de En la Vía Láctea, la nueva película de Emir Kusturika
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CLAUDIO ONORATI / EFE

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