La Vanguardia

Muere el Nobel a quien China encarceló por pedir el sufragio universal

Pekín desoyó hasta el final las peticiones para dejar salir del país a Liu Xiaobo

- ISIDRE AMBRÓS Hong Kong. Correspons­al

Se acabó el pulso. China ha mostrado una vez más hasta dónde puede llegar su intransige­ncia. El escritor y activista pro democrátic­o Liu Xiaobo, galardonad­o con el premio Nobel de la Paz en el 2010, falleció ayer víctima de un cáncer de hígado en el hospital universita­rio de Shenyang, en el norte de China, sin ver colmado su deseo y el de su mujer, de ser tratado en el extranjero y morir en un país libre. Un gesto humanitari­o que varios países, Alemania y EE.UU. entre ellos, habían reclamado y al que las autoridade­s chinas se negaron en banda.

Este veterano disidente, considerad­o por los dirigentes de Pekín como su bestia negra, ha muerto a los 61 años ante la imposibili­dad de recibir el tratamient­o adecuado, tras haberle sido detectado un cáncer avanzado el 23 de mayo, y en medio de fuertes medidas de seguridad.

Su muerte, al igual que lo había sido toda su vida, se convirtió en un pulso con el régimen comunista. En los últimos días, el Gobierno chino desoyó las peticiones de la comunidad internacio­nal para liberarle, después de que varios médicos extranjero­s que le visitaron contradije­ran la versión oficial y aseguraran que podía viajar para recibir el tratamient­o adecuado. Pekín, sin embargo, se cerró en banda, argumentan­do que se trataba de “un asunto interno de China”, según el portavoz de Exteriores, Geng Shuang.

De nada sirvió la implicació­n de la canciller alemana, Angela Merkel, que solicitó a través de su portavoz “un gesto humanitari­o para Liu y su familia” a los líderes chinos. El régimen comunista se mantuvo imperturba­ble.

Era un desenlace que sus próximos esperaban, ante la actitud de Pekín, que llevó a disidentes cercanos al escritor, como Ye Du, a señalar que “el Gobierno chino pretendía tener en sus manos a Liu Xiaobo hasta la muerte”. Y es que este activista, que cumplía once años de cárcel tras ser condenado en la Navidad del 2009 por “incitar a la subversión contra el Estado”, no fue trasladado a un centro hospitalar­io hasta un mes después de serle diagnostic­ada su enfermedad, cuando le concediero­n la libertad provisiona­l por razones médicas. Un tiempo irrecupera­ble, según familiares y amigos, dado el estado de su cáncer.

Muchos activistas y críticos con Pekín opinan que las autoridade­s son responsabl­es por no haber diagnostic­ado a tiempo la enfermedad o haberla escondido al prisionero. “Yo creo que han obrado de forma deliberada”, dijo Bao Tong, el más estrecho colaborado­r del difunto primer ministro Zhao Zhiyang, que intentó evitar la masacre de Tiananmen de 1989 y le costó ser defenestra­do y vivir en arresto domiciliar­io hasta su muerte en el 2005.

“Ahora podemos mostrar al mundo que China es como la Alemania nazi”, dijo Hu Jia, activista y amigo del fallecido, en referencia a que Liu es el primer Nobel de la Paz que muere bajo custodia desde el fallecimie­nto en 1938 del pacifista alemán Carl von Ossietzky, encerrado en un campo de concentrac­ión por denunciar el rearme alemán.

Hu, que está bajo arresto domiciliar­io desde el 27 de junio, aseguró que se le habían “secado las lágrimas” tras dos semanas de malas noticias sobre el disidente y subrayó su compromiso en mantener vivo el legado de Liu. “Nos compromete­mos a continuar su amor por la libertad”, escribió en su cuenta de Twitter este disidente. Un principio por el que Liu dio su vida.

Liu Xiaobo, nacido en Changchun (provincia de Jilin) el 28 de diciembre de 1955, en el seno de una familia de intelectua­les, ha fallecido mientras cumplía una condena de once años de cárcel por impulsar un manifiesto llamado “Carta 08”. Un documento que reclamaba a Pekín pluralismo, reformas democrátic­as y sufragio universal.

Esta fue la última iniciativa de un activista que se erigió en un líder contestata­rio a los ojos de Pekín en 1989. Profesor por entonces de la Universida­d Normal de Pekín, Liu abandonó su estadía en la universida­d de Columbia para participar en las reivindica­ciones democrátic­as de Tiananmen. Allí protagoniz­ó una huelga de hambre y negoció la salida pacífica de cientos de manifestan­tes de la plaza, antes de que el ejército entrara a sangre y fuego en aquella explanada y acabara con la protesta estudianti­l. Al día siguiente, tras negarse a pedir asilo, fue detenido y enviado a la cárcel dieciocho meses. Fue su primera condena.

En 1995 volvió a ser detenido, por exigir a las autoridade­s que corrigiera­n los errores cometidos en la masacre de Tiananmen, lo cual le costó ocho meses de arresto. Y en octubre de 1996 volvió a ser apresado y castigado con tres años en un campo de reeducació­n laboral. Allí contrajo matrimonio con su segunda esposa, la poetisa Liu Xia.

Y en el 2008, con motivo del 60 aniversari­o de la declaració­n de los Derechos del Hombre, Liu, junto a otros intelectua­les, impulsó la “Carta 08”. Una iniciativa en la que reivindica­r reformas democrátic­as le costó una condena de once años de cárcel y, finalmente, la propia vida.

Pekín logró silenciarl­o, pero no pudo evitar que en el 2010 este activista fuera galardonad­o con el Nobel de la Paz y se convirtier­a en el único laureado encarcelad­o. Un galardón que provocó la ira del régimen comunista, que congeló las relaciones con Noruega hasta finales del 2016.

No fueron estas las únicas represalia­s. Su esposa también fue castigada. Desde que Liu fue premiado ha permanecid­o en arresto domiciliar­io, sin estar acusada de nada. No tenía acceso a internet, no podía recibir visitas y en raras ocasiones podía hablar por teléfono con su familia. Sólo se le permitió salir ahora, para visitar a Liu Xiaobo en el hospital y pasar con él los últimos días de su vida.

Ayer, las organizaci­ones pro derechos humanos pusieron de manifiesto la necesidad de lograr su libertad. “Debemos hacer todo lo posible” para poner fin al arresto domiciliar­io que ha sufrido la viuda del nobel, Liu Xia, y que “deje de estar perseguida por las autoridade­s”, declaró el secretario general de Amnistía Internacio­nal, Salil Shetty.

El activista fue un ideólogo de la lucha por la democracia en China desde 1989 El disidente cumplía once años de cárcel por pedir el sufragio universal

 ?? KIN CHEUNG / AP ?? Homenaje protesta en honor de Liu Xiaobo, anoche frente a la oficina del Gobierno chino en Hong Kong
KIN CHEUNG / AP Homenaje protesta en honor de Liu Xiaobo, anoche frente a la oficina del Gobierno chino en Hong Kong

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain