Joan Carles no cuelga las zapatillas
La emblemática Casa de les Sabatilles está amenazada de desahucio después de que el propietario le haya triplicado el alquiler
Joan Carles Iglesias mira desolado a su alrededor. La calle de la Baixada de Llibreteria está inundada de tiendas de souvenirs, de cosmética y de puestos de restauración sin ningún encanto. Sus palabras suenan como si se tratara de una onda expansiva que se aceleró en los últimos años, una especie de marea que empezó a subir con el inicio de la crisis y que acabó engullendo al último reducto del comercio tradicional que quedaba en pie. Tiendas emblemáticas como la suya, la Casa de les Sabatilles, que desde 1950 se dedica a vender alpargatas y zapatillas de estar por casa, hechas a mano y de producción nacional.
El establecimiento podría estar viviendo sus últimos días. Mañana expira el plazo otorgado por el propietario para que el arrendador abandone el local después de que se opusiera a pagar un alquiler mensual de 3.250 euros, más del triple de lo que paga ahora. El problema es que Joan Carles tiene el negocio traspasado y, con ayuda de su abogado, Eulogio Gallego, piensa plantar cara en los tribunales para mantener en pie una tienda que impulsaron sus padres con ahínco hace 33 años. No lo tendrá fácil, pero de momento no se piensa marchar.
El inicio que puede desembocar en el fin de la Casa de les Sabatilles empezó en febrero, cuando falleció la madre de Joan Carles, que era quien tenía subrogado el alquiler. La compraventa del negocio se hizo en 1984 siguiendo la ley de arrendamientos urbanos de entonces, que preveía la posibilidad de subrogar el negocio de padres a hijos hasta en dos ocasiones con una subida del alquiler del 10%. Cuando falleció el padre, el alquiler pasó a la madre y ahora con la muerte de esta el arrendamiento debería pasar a manos de Joan Carles, pero no ha sido así. La conocida como ley Boyer de 1995 estableció que los alquileres antiguos se extinguirían a los
“El negocio sigue siendo rentable, pero con un alquiler razonable; a este precio es imposible”
veinte años o después de la muerte de los primeros subrogados. El nuevo propietario del inmueble, que ahora es un grupo de pequeños inversores, decidió subir el alquiler a Joan Carles. “El negocio sigue siendo rentable, pero con un alquiler razonable. A este precio es imposible que podamos sobrevivir”, se lamenta el hombre que divisa el futuro con incertidumbre consciente de que el procedimiento judicial es la última bala que le queda en la recámara. El principal argumento que esgrimirán en su defensa es que el negocio se traspasó por parte de la propietaria de entonces y siguiendo la normativa vigente en aquel momento. “Mis padres compraron el negocio y yo no puedo trasladarlo a otro sitio, tiene que estar aquí”.
La Casa de les Sabatilles todavía conserva la fachada de madera con la que se inauguró en 1950. La apariencia exterior es el toque diferenciador que permite distinguir las tiendas emblemáticas que sobreviven en el Barri Gòtic en plena escalada de precios del alquiler. “La mayoría han tenido que cerrar porque no podían pagar la mensualidad, los que quedan es porque son propietarios”, subraya Joan Carles. Mientras relata su historia señala otra tienda justo al lado de la suya que ocupa el local de la desaparecida juguetería Xalar y que vende zapatillas fabricadas en China pero designed in Barcelona. Esta sería una posibilidad para mantenerse a flote, pero la Casa de les Sabatilles la descarta porque “eso sería traicionar la
filosofía de la tienda”. Joan Carles se pregunta en voz alta hacia dónde va una Barcelona en la que nada es auténtico e insta al Ayuntamiento a revisar cómo alcanzan las pequeñas tiendas a pagar alquileres de 8.000 euros al mes vendiendo camisetas a 15 euros. “A mí no me cuadran los números”.