La Vanguardia

La realidad a la carta

- Sergi Pàmies

El lunes acaba la segunda temporada de Nit i

dia (TV3): descubrire­mos los límites morales y criminales de personajes que, además de ser corruptos, son pederastas. A través de la ficción, las tragedias actúan más como gasolina narrativa que como factor de denuncia. Los documental­es, en cambio, invierten el proceso: utilizan contenidos realistas para construir relatos que imitan los mecanismos de la ficción. Es el caso de la docuserie The Keepers (Netflix), con siete capítulos (de una hora) que desmenuzan las conexiones entre el asesinato de una monja, la pederastia sistematiz­ada de un grupo de sacerdotes y policías y las secuelas psicológic­as de las víctimas. El nivel de minuciosid­ad documental es casi asfixiante y las evidencias están tan bien administra­das que, como suele ocurrir con Netflix, por suerte no tienes que esperar una semana para saber cómo continúa. Situémonos: 1969, Baltimore. Igual que Nit i dia recupera un crimen de 1992 que obliga a reabrir un caso (como pasa en la extraordin­aria Unforgotte­n), aquí se inicia la reconstruc­ción de un caso que obliga a revisar el pasado y a descubrir la magnitud traumática de los abusos cometidos y una red infernal de encubrimie­ntos, negligenci­as y silencios. Si The Wire será para siempre la serie de ficción de Baltimore, The Keepers merece ser la serie de no ficción de Baltimore. Aparte de los hechos, lo más impactante es la manera de administra­r el relato. La estructura juega con la lógica de las expectativ­as y obliga al espectador a preguntars­e si es ético que un documental administre la informació­n por fascículos. Es como si se aplicaran todos los preceptos del rigor periodísti­co a través de un guion de estructura novelesca. Como en A sangre fría de Truman Capote, la manera de contar los dramas y de describir a los personajes y la dosificaci­ón de los giros argumental­es propician momentos de inquietud en los que nos preguntamo­s si todo no será una reconstruc­ción ficticia. Pero es una duda fugaz que queda enterrada bajo el alud de verdad que transmiten los testimonio­s, la generosida­d de los investigad­ores y la consistenc­ia narrativa de una serie muy recomendab­le.

REALISMO CÓMICO. Otro relato real: Aeroport (TV3). Si en el 2005 el departamen­to de Nuevos Formatos ya estrenó una

docusoap con el mismo título, que aplicaba a El Prat lo que la BBC había hecho en Heathrow, ahora volvemos a las andadas con un planteamie­nto que incluye una voz en off descriptiv­o-humorístic­a (de Queco Novell), que, salvando las distancias, aplica la fórmula de

Caçadors de bolets. De entrada da la impresión de que el material elegido era lo bastante ameno, interesant­e y sustancial para no necesitar guarnición. Y que el comentario que subraya la posible comicidad y acompaña como una especie de voz de la conciencia alterna momentos de inspiració­n con ratos en los que, como pasa con los comentario­s de muchas retransmis­iones, interfiere. La fórmula, sin embargo, funciona y quizás requiere más un ajuste que un replanteam­iento. Y es probable que acabe siendo como la tónica, que tienes que probarla dos veces (o más) para que te guste.

Aparte de los hechos, lo más impactante de ‘The Keepers’ es la manera de administra­r el relato

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