‘Il trovatore’ regresa al Liceu convertido en un cuadro de Goya
Rechi se inspira en ‘Los desastres de la guerra’ para la ópera de Verdi
Joan Anton Rechi ya ha ambientado la ópera Ariadne auf Naxos de Strauss en el encuentro de Hitler y Franco en Hendaya. También va a ambientar, en agosto en el Festival de Peralada, Madama Butterfly en el bombardeo atómico de Nagasaki, ciudad donde transcurre esta ópera de Puccini. Y desde mañana en el Liceu va a trasladar Il trovatore de Verdi al mundo de Goya. Después de todo, recuerda el director andorrano, la de Il trovatore es una historia de amor, guerra y muerte que arranca en Zaragoza, y por eso va a convertir el escenario del coliseo de La Rambla en un inmenso lienzo del pintor aragonés en el que van a ser proyectados su serie de grabados Los desastres de la guerra y otras de sus creaciones. Incluso el vestuario de Leonora –la figurinista es Mercè Paloma– está inspirado en la duquesa de Alba. Y no sólo va a haber mucha pintura de Goya en el fondo y en los siete tules rectangulares que suben y bajan durante la función, sino que el mismísimo Goya va a ser un personaje más del montaje, encarnado por el actor Carles Canut.
Rechi, que ha hecho de la necesidad virtud reciclando el material del último montaje de Il trovatore del Liceu que dirigió Gilbert Deflo –del que sobre todo ha aprovechado la caja escénica–, recuerda que cuando empezó a trabajar la obra había un elemento clave: “Siempre se califica Il trovatore como una obra difícil de representar, un poco inverosímil. La trama argumental es un poco rocambolesca”. En ella, ambientada en el siglo XV en la revuelta del conde de Urgell contra Ferran d’Antequera, hay amor entre Leonora y Manrico, un conde, el de Luna, celoso, un niño, el hermano del conde de Luna, raptado hace años por la gitana Azucena... madre de Manrico y que es detenida y condenada a la hoguera. Y como consecuencia de todo eso hay sacrificios, suicidios y descubrimientos trágicos.
“Creo –explica Rechi– que muchas veces nos olvidamos de un elemento importantísimo en la obra porque no se ve: la guerra, el conflicto. En la primera escena Leonora dice que todo el país está sumido en una guerra civil y nos olvidamos porque no hay escenas de guerra. Y si ambientamos la obra conscientemente en ese universo de guerra todo toma mucho más sentido: escenas que a veces son difíciles de encajar, lo hacen de manera clara porque en la guerra pasan todas estas cosas inverosímiles sin un conflicto bélico”.
Además, como las primeras escenas de la obra trascurren en Zaragoza, Rechi comenzó a repasar Los desastres de la guerra de Goya, “que son impresionantes” y quiso que fueran la estética visual de la producción. “A Goya el general Palafox le envía al frente de la Guerra de Independencia para hacer unas pinturas patrióticas y él queda tan tocado que pinta 87 grabados impresionantes, con cuerpos mutilados, violaciones y todos los horrores de la guerra. Un buen punto de vista para plantear estéticamente Il trovatore”. Unos grabados que ha trabajado el videocreador Sergio Gracia para su proyección.
Por último, Rechi señala que le parecía interesante “tener un punto de vista exterior a la historia, y de ahí surgió la idea de tener al mismísimo Goya en escena”. “Como espectadores, desde fuera, ves en seguida que lo que sucede no acabará bien, que estos personajes están abocados a la tragedia, y era interesante que hubiera un personaje que hiciera la función de espectador que ve adónde van estos personajes y que fuera el mismo Goya, que intenta plasmar todo ese universo de guerra y esa desolación en sus obras, y que hace de enlace entre las escenas”. Unas escenas en las que, concluye, la caja escénica está pintada con toda la paleta de colores de las obras de Goya, “desde la parte más negra abajo a la más luminosa arriba, sumergimos a los personajes en una especie de pozo negro y ven que tienen el cielo cerca, pero no pueden llegar a él”.
Interpretado por Carles Canut, Goya se convierte en la ópera en un personaje que enlaza las escenas