De Venezuela al Club Super3
Estilo Turull: igual que la gallinita, la perdiz también ha dicho no
Tendencia: equiparar el referéndum venezolano y el catalán. Cocinar apariencias ayuda a no entrar en el detalle de las diferencias entre uno y otro país. En el 3/24, festival del conseller Jordi Turull, entrevistado por Ramon Pellicer. Para distanciarse de la polémica patrimonial (que pretende convertir la discrepancia de los exconsellers en traición o maldad satánicocapitalista), Turull dice que su patrimonio son su honestidad y, olé, sus convicciones. Y para explicar los cambios, se apunta a la metáfora de la alineación de un partido de fútbol, que completa el bazar metafórico del proceso. Repasémoslo: metáforas marineras y ferroviarias de Mas, trazo grueso matrimonial con referencias a maltrato de género y otras temeridades líricas que siguen circulando. La prueba: centrifugado por Podemos, Íñigo Errejón dice que si alguien se desenamora de ti lo que no puedes hacer es regañarle. Como pirueta de sobremesa, la afirmación funciona. Como argumento, tiene la profundidad del duelo entre Eduardo Inda e Iu Forn en La Sexta Noche.
Pero volvamos a Turull. Refiriéndose a los firmantes del manifiesto de un sector de los comunes (en la tribu común todo es presagio de escisión, manifiesto o reunificación), dice: “Si los históricos del PSUC levantaran la cabeza, no entenderían nada”. Por alusiones consanguíneas: o dejamos tranquilos a los históricos del PSUC o corremos el riesgo de que resuciten, recuperen su furor movilizador, empiecen a hacer pancartas y a montar soporíferas jornadas de reflexión y pongan en evidencia algunas imposturas y dogmas. Y, además, asustarían a los niños porque por razones biológicas obvias hoy se parecerían más a los militantes de The walking
dead o al cadáver preexhumado de Dalí que a los albaceas de unas siglas históricas.
Y cuando parece que la entrevista se acaba, Turull anuncia que, igual que la gallinita (D.O Llach), la perdiz también ha dicho no (refiriéndose a los comunes, ¡menuda obsesión!). Pellicer encaja el titular con la elegante indiferencia de quién ha visto muchas cosas que nosotros no creeríamos. Parece divertirse al pronunciar eso del 1-0 (en catalán, uh-oh) como si jugara a asustar a un niño o recuperara el estribillo del himno de Marc Parrot compuesto para el Club Super3: Uh Oh, no tinc por! Puestos a contarlo todo, y aprovechando que me quedan unas líneas de artículo: yo, que no tengo patrimonio y tengo las convicciones y la honestidad bastante deterioradas, sí tengo miedo. Y la entrevista a Oriol Junqueras en RAC1, con una exhibición de falsa modestia (que es la forma más sofisticada de vanidad) y el argumento de que no debemos aceptar el marco mental de los adversarios, ayuda más a confirmar la inevitabilidad del conflicto que a definir sus soluciones.