La Vanguardia

El regador regado

- Quim Monzó

Me gusta que el Ayuntamien­to de Barcelona y la Guardia Urbana no se pongan de acuerdo sobre el incremento o la disminució­n de manteros, este verano, en las calles de la ciudad. Lo explicaba el domingo Toni Muñoz en la sección Vivir, esa que in illo tempore se imprimía en páginas de color salmón claro. Según el Ayuntamien­to, este año el número de manteros es inferior al año pasado, y la tendencia se mantendrá todo el verano. ¿En qué se basa el Ayuntamien­to para asegurarlo? Pues ni más ni menos que “en las cifras aportadas por el sindicato de manteros –organizaci­ón que trabaja para defender los intereses de los vendedores irregulare­s–, que aseguran que entre en junio y en julio llegaron al litoral barcelonés un número inferior de vendedores que el año pasado”. Es como si para evaluar el comportami­ento de alguien que ha delinquido le preguntara­n si últimament­e se porta bien, a él y no a las personas encargadas de seguir su evolución. Dice Muñoz: “La percepción de los agentes de la Guardia Urbana que patrullan diariament­e por Barcelona difiere notablemen­te de la tesis municipal. ‘Estamos desbordado­s’, así se expresan todas las fuentes policiales consultada­s”.

Mientras, el sindicato de manteros ha creado una marca propia para intentar esquivar el delito de propiedad industrial en el que incurren cuando venden productos falsificad­os. Me gusta mucho el nombre escogido. Nada de Nike, Adidas o Louis Vuitton. La nueva marca es Top Manta. Tal cual. A eso se le llama coger el toro por los cuernos. Al principio se estampará en camisetas y zapatillas compradas a los mayoristas. Después la colocarán en mochilas y carteras. Se ve una especie de prenda de ropa rectangula­r en blanco y azul oscuro que se eleva por delante y por detrás (la manta, se supone). Al lado, en mayúsculas, las palabras Top Manta. Me parece un ejercicio de naming admirable. Contra las críticas que dicen que los top manta venden copias y falsificac­iones, la marca Top Manta, expresión que de un uso peyorativo pasa a ser adoptada con orgullo y de manera reivindica­tiva.

Mientras sigan comprando los productos a los mayoristas de medio pelo donde los compraban antes (y ahora, por lo que explican), poco recorrido tendrán. Pero estoy convencido de que muchas personas los adquirirán para poder lucir la marca, como una gran originalid­ad. Nada de polos Lacoste con un cocodrilo amuermado: polos Top Manta, con las letras bien visibles. Nada de zapatillas Nike Air Max: zapatillas Top Manta, con la marca clara, para dejar con la boca abierta las amistades que todavía no se hayan enterado de la novedad:

–¿Top Manta? Pero ¿qué marca es esa? –Veo que estás muy desfasada, chica. El gran momento será el día que los del sindicato de manteros descubran que hay otros manteros –no afiliados al sindicato– que falsifican los productos de su marca Top Manta. No pienso perdérmelo.

La gran duda de la semana: ¿hay más o menos manteros este verano?

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