La Vanguardia

Unipost suspende pagos con deudas de 50 millones

La firma de la familia Raventós, con 3.500 trabajador­es, intentará la continuida­d

- LALO AGUSTINA Barcelona

El operador postal Unipost, propiedad de una rama de la familia Raventós, presentó ayer concurso de acreedores en los juzgados de Barcelona con unas deudas de cerca de 50 millones de euros. Fundada en el 2001 por la integració­n de la catalana Suresa, la valenciana Flecha y la aragonesa Urbandisa y con sede en Barcelona, Unipost es el principal competidor de Correos, presta servicios postales en toda España y cuenta con 2.500 trabajador­es en plantilla, a los que hay que sumar otros 1.000 más que trabajan en las aproximada­mente 60 franquicia­s del grupo. En el 2015 facturó 94 millones, no tan lejos de su tope, de 110 millones, alcanzado en el 2011.

La compañía está en pérdidas precisamen­te desde ese último año. Según consta en el Registro Mercantil, entre el 2011 y el 2015, los números rojos acumulados superan los 23 millones de euros, lo que ha llevado a la empresa a ver cómo su patrimonio neto pasaba de los 13,2 millones a los 4 millones negativos en el mismo periodo. Las tensiones de tesorería, motivadas por la desconfian­za de la banca y los proveedore­s ante el deterioro de la situación, se vieron aliviadas en marzo del 2016 cuando Unipost logró llegar a un acuerdo con la banca para refinancia­r su deuda.

Sin embargo, la empresa no logró dejar atrás sus problemas, causados por un modelo de negocio que apenas ha evoluciona­do en los últimos años y por unos márgenes muy estrechos. Y es que Unipost, con una estructura muy pesada a pesar de los dos expediente­s de regulación de empleo realizados en el 2009 y el 2013, competía sobre todo en precio, estaba muy lejos de ser rentable y su única aspiración ya sólo era ser comprada.

Durante todo el año pasado, por encargo del presidente, Antón

La compañía, que no ha logrado encontrar un inversor, acumula pérdidas desde el 2011 de 23 millones de euros

Raventós Raventós, y el consejero delegado, Pablo Raventós Sáenz, Deloitte trató de encontrar un inversor para que inyectara capital y cambiara el rumbo. Pero, pese a recibir varias muestras de interés, la operación fracasó. Los procedimie­ntos judiciales y embargos empezaron a ser frecuentes. Ya hace muchos meses que la plantilla sufre retrasos constantes en el pago de las nóminas y el pasado junio, Unipost apareció en la lista de morosos de la Agencia Tributaria con facturas pendientes de 5,4 millones referidas al cierre del 2016. Ya quedaba poco para la suspensión de pagos.

Pese a las enormes dificultad­es, el concurso de acreedores –del que se encargará Raúl García Orejudo, titular del juzgado mercantil 7 de Barcelona– apuesta por la continuida­d. La compañía está preparando un plan de viabilidad que pasa por una profunda reestructu­ración, quitas y esperas para los acreedores y una redefinici­ón estratégic­a. Al margen de las administra­ciones públicas, la deuda se reparte casi a partes iguales entre la banca y los proveedore­s. Empieza ahora la batalla concursal para hallar una salida y salvar Unipost.

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CRISTINA GALLEGO Exterior de una oficina de Unipost en el centro de Barcelona, anoche

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