Violación continuada de niños en Ratisbona
Al menos 547 jóvenes cantores sufrieron maltrato físico o abuso sexual entre 1945 y 1992, según el informe final
Las cifras de este escándalo en la Iglesia católica en Alemania han resultado ser mayores de lo que se creía. Entre 1945 y 1992, al menos 547 niños y adolescentes de la escuela del coro de la catedral de Ratisbona, en el sur del país, sufrieron maltrato físico o sexual a manos de maestros o sacerdotes. De todas esas víctimas, 67 sufrieron abusos sexuales.
Esas son las conclusiones del informe presentado ayer en esa localidad bávara por el abogado Ulrich Weber, que ha investigado lo ocurrido por encargo del obispado de Ratisbona. Weber identificó a 49 hombres que “con alto grado de plausibilidad” incurrieron en esas conductas, y de los cuales 9 perpetraron agresiones sexuales, incluidas algunas violaciones. La mayoría de casos fueron en los años sesenta y setenta.
El escándalo por las sevicias infligidas durante decenios a los Regensburger Domspatzen (gorriones de la catedral de Ratisbona), el famoso coro de niños cantores fundado en el año 975, estalló en marzo de 2010. El director de orquesta y compositor alemán Franz Wittenbrink, que de niño fue miembro del coro, lo desveló en un programa televisivo.
Según el investigador Weber, los responsables de la escuela –un internado con primaria y secundaria– y del coro tuvieron como mínimo “un cierto conocimiento” de lo que ocurría, entre ellos Georg Ratzinger, hermano del papa emérito Benedicto XVI. El sacerdote Georg Ratzinger, de 93 años, fue director musical del coro entre 1964 y 1994.
Cuando en 2010 salieron a la luz los primeros indicios –se hablaba entonces de unos 50 casos, informa Efe–, Georg Ratzinger tachó esas informaciones de “locura”. Ese mismo año admitió en el diario Passauer Neue Presse que él daba bofetadas al principio, algo no tan raro en la Alemania de los años sesenta, y que oyó hablar de castigos corporales en la escuela, pero no hizo nada al respecto. “Si hubiera sabido de la violencia exagerada con la que se actuaba, hubiera dicho algo. Pido perdón a las víctimas”, declaró. Pero insistió en que no supo nada de abusos sexuales. El informe le reprocha “haber mirado hacia otro lado y no haber intervenido”.
El actual obispo de Ratisbona, Rudolf Voderholder, encargó esta investigación en el 2015. El obispado ha colgado el informe (son 450 páginas) en su web (bistum-regensburg.de), en un intento de ofrecer transparencia tras años de opacidad y cultura
del silencio. El informe cita casos que van de tocamientos a viola-
ciones, y castigos físicos como palizas, bastonazos y golpes con objetos. También dice que se obligaba a los niños a comer cuando no tenían hambre o se les negaba el alimento cuando lo necesitaban.
Según Ulrich Weber, los afectados recuerdan aquel lugar “como una prisión, un infierno o un campo de concentración”, y lo señalan como el peor periodo de su vida, “marcado por el miedo, la violencia y el desamparo”. En un informe preliminar en enero de 2016, Weber había indicado 231 víctimas, y ahora ha elevado la cifra a los citados 547, pero no descarta que pueda haber más.
También puntualizó que los casos de violencia fueron especialmente numerosos en alumnos de tercero y cuarto de primaria. “El sistema de educación estaba orientado a conseguir logros musicales sobresalientes y el éxito del coro –reza el informe–. Junto a motivos individuales, los motivos institucionales, es decir, romper la voluntad de los niños con el objetivo de obtener máxima disciplina y dedicación, constituyeron la base de la violencia”.
La mayoría de los delitos cometidos han prescrito, de manera que sus 49 presuntos autores no serán procesados por la justicia, informa Afp. La diócesis ha ofrecido una indemnización a cada víctima de hasta 20.000 euros.
Ulrich Weber vertió críticas contra el ahora cardenal Gerhard Ludwig Müller, que en el 2010 era obispo de Ratisbona, y a quien atribuye “clara responsabilidad por la débil respuesta” en la tímida investigación iniciada en aquel momento. En el 2012, Müller se marchó a Roma al ser nombrado prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe por el entonces papa Benedicto XVI. A primeros de julio, el papa Francisco le relevó, y nombró en el puesto al arzobispo español Luis Ladaria.