La Vanguardia

¡A los Campos Elíseos!

El líder controla los ataques de Bardet, Aru se encalla en el Galibier y Urán, sin arriesgar, ya es segundo

- XAVIER G. LUQUE

El balance del primer día en los Alpes es favorable a Chris Froome, que de nuevo disfruta del equipo más fuerte y consolida el liderato, que ya sólo le reserva un día peligroso, hoy con el final en el Izoard, antes del sprint final hacia París, donde el británico quiere apuntarse su cuarto Tour de Francia.

El balance del primer día de Alpes –como siempre el análisis completo tendrá que esperar– es favorable a Chris Froome, que contó de nuevo con el equipo más fuerte y controló personalme­nte todos los ataques del día, fundamenta­lmente de Bardet. El británico consolida así el liderato de la carrera, que ya sólo le reserva un día peligroso, hoy con el final en el Izoard, antes del sprint final hacia París donde quiere apuntarse su cuarta victoria en la Grande Boucle.

El vencedor en Serre Chevalier fue el esloveno Primoz Roglic, un contrarrel­ojista que también puede exhibirse en la montaña, como supervivie­nte de la escapada inicial de la etapa, pero después de muchas incidencia­s que animaron una jornada de Alpes que quizás no aportó consecuenc­ias espectacul­ares pero tuvo movimiento­s constantes, ataques de lejos como el de un sacrificad­o Contador que nunca se da por vencido y un inesperado desfalleci­miento de Fabio Aru, que se ha caído del podio.

Froome tiene hoy la oportunida­d de dar el golpe de gracia y, posiblemen­te, por poco que pueda buscará una victoria de etapa que todavía no ha obtenido en este Tour. Ayer se mostró con fuerzas para neutraliza­r los ataques de Bardet en el Galibier e incluso, en el descenso hacia la meta, colabo- ró con el francés y Urán para aumentar la ventaja y alejar a Aru. El italiano, descolgado por los cambios de ritmo de Bardet, coronó el Galibier a una quincena de segundos del grupo de los favoritos y en la llegada perdió medio minuto, bonificaci­ones aparte. Porque tras Roglic había todavía un premio de seis segundos y otro de cuatro y todos los aspirantes hicieron honor a la considerac­ión general de que aquí cada segundo cuenta. El segundo lugar de la etapa y los 6 segundos se los llevó Urán, que no da nunca una pedalada de más, que no se arriesga como Bardet, pero ya se ha situado segundo de la general. Los 4 segundos del tercer lugar los cogió Froome. Urán y Bardet de hecho, se encuentran empatados a tiempo, a 27 segundos del maillot amarillo. El colombiano del Cannondale va por delante por las milésimas de la contrarrel­oj de Dusseldorf: 820, por 860 de Bardet. Para los curiosos, Froome, en un hipotético empate, los supera a ambos: acumuló 750.

La jornada, que vio abandonos de lujo como los del francés Pinot y el del maillot verde Kittel, arrancó a toda velocidad, con un grupo amplio de escapados. Contador se añadió después. Lo intentó con Quintana, pero el colombiano no podía seguir el ritmo y finalmente fue el madrileño a solas quien hizo un contragolp­e ciertament­e espectacul­ar para recuperar posi-

TODO O NADA En el Izoard, donde Froome podría buscar la victoria que no tiene, es la última ocasión para el asalto al amarillo INDESTRUCT­IBLE Contador volvió a probarlo y protagoniz­ó una etapa vibrante hasta que tuvo que ceder en el Galibier

ciones. Poco después de La Croix de Fer, Contador ya iba en el grupo de delante, donde además tenía a Pantano y a Mollema. Pero todo el peso lo llevaba el Trek y eso quizás fue demasiado esfuerzo.

En el Télégraphe pasó Roglic primero, con Contador y compañía, mientras el grupo del líder cedía casi cuatro minutos. Pero subiendo el Galibier el esloveno hizo unos cuantos cambios de ritmo hasta que Contador cedió y Roglic se pudo marchar solito hacia la victoria. Los 5.000 euros de premio especial por coronar el Galibier fueron suyos. El esloveno, que empezó a destacar como saltador de esquí, pasó al ciclismo en el 2011, cuando tenía 22 años, y se está confirmand­o como un corredor con capacidad en todos los terrenos que habrá que tener muy en cuenta. Es su primer Tour, pero en el Giro ya había ganado una crono de 40 kilómetros.

El Galibier, como era de prever, fue el escenario de los ataques a Froome. Pero sólo Bardet (y Martin) lo retó. Urán es más conservado­r, quizás más astuto, y Aru, como se vio, bastante hacía con seguir el ritmo. Al lado de Froome estaba Landa, pero ayer no se lo vio tan fácil como en días precedente­s. Incluso en la bajada le costaba mantener el ritmo. Continúa quinto, pero tiene el podio a casi un minuto. Hoy es el día del todo o nada. O de la sentencia de Froome.

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PHILIPPE LOPEZ / AFP Chris Froome recibió ayer la felicitaci­ón del presidente Macron, en Serre Chevalier
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