La Vanguardia

Esperando a la Agencia del Medicament­o

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BARCELONA aspira a ser la próxima sede de la Agencia Europea del Medicament­o y cumple siete requisitos clave fijados por la Unión Europea a los que hay que añadir ahora un octavo no escrito y muy bíblico: la paciencia. Tras un primer aplazamien­to, Bruselas emplazó la decisión sobre el traslado desde Londres a la nueva sede –dado que el Reino Unido abandonará la UE antes de abril del 2019– para una reunión ministeria­l fijada para el próximo 17 de octubre en Luxemburgo. Barcelona compite con otras 18 ciudades europeas para acoger el organismo, ubicado en la capital británica desde 1993.

¿Paciencia? Y nervios templados, porque acaba de conocerse un contratiem­po inesperado y poco edificante. La sede londinense de la Agencia Europea del Medicament­o ocupa diez plantas de la torre de oficinas del número 25 de Winston Place, en el barrio de Canary Wharf, al que se mudó en el 2014 para ganar espacio en relación con su anterior emplazamie­nto. Un barrio emergente y dinámico. También caro, lo que fue objeto de debate y críticas del Parlamento Europeo en su día. Ahora hemos conocido la noticia de que la UE tiene firmado un contrato de alquiler hasta el 2039... sin cláusula de rescisión. Esto supone, a priori, que desde ese marzo del 2019 como fecha límite hasta el 2039 la UE debería desembolsa­r el resto del contrato, lo que hablando en plata ronda los 400 millones de euros de factura (fijos ya son 347,6 millones). Cuando el contrato fue debatido en su momento, los defensores de la ubicación alegaron que era necesario un lugar céntrico en Londres y que la inclusión de una cláusula de rescisión hubiese encarecido el alquiler.

El hecho supone una nueva incógnita en el proceso de elección de nueva sede. El Gobierno del Reino Unido ha tratado de retener más allá del 2019 las dos agencias comunitari­as relevantes con sede en Londres (la Agencia Europea del Medicament­o y la Autoridad Bancaria Europea) pese al Brexit. Lógicament­e, la postura de Bruselas ha sido hasta la fecha tajante: estos organismos sólo pueden estar en el ámbito comunitari­o. Es de esperar que este principio sea inalterabl­e y la ubicación no se convierta en una moneda de cambio. Hasta ahora, Londres actúa de forma errática, como si la propia Administra­ción y Gobierno no fuesen consciente­s de la complejida­d y consecuenc­ias del Brexit.

Barcelona presenta una candidatur­a sólida en términos muy objetivos junto a otras aspirantes potentes como Viena, Amsterdam o Copenhague. Lo que sería un despropósi­to es que un mal contrato de alquiler retrasase la decisión prevista para el 17 de octubre.

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