Penas de hasta 20 años de cárcel para la red de corrupción en Roma
Una de las sentencias judiciales más esperadas del año en Italia fue dictada ayer en Roma, en una sala blindada de la cárcel de Rebibbia. Fueron condenados a severas penas de reclusión, que llegó a los 20 años en el caso del principal inculpado, los miembros de una red de corrupción que amañó durante años contratos públicos en la capital.
El caso bautizado como Mafia Capital se destapó en el 2014, con gran escándalo, y puso en evidencia lo que siempre había sido un secreto a voces: Roma estaba carcomida por la corrupción, con la complicidad de políticos y funcionarios de diversos partidos, y eso era una de las causas del deplorable estado de sus infraestructuras y servicios públicos. La red se lucraba de múltiples actividades, desde el cuidado de los jardines a los centros de acogida de inmigrantes y refugiados.
En la cúpula del sistema delictivo estaba un personaje muy turbio, Massimo Carminati, el tuerto, un criminal de larga trayectoria, exterrorista de extrema derecha. Durante el proceso, Carminati se mostró desafiante. Llegaron a fotografiarlo levantando el brazo en el clásico saludo fascista. En una de las sesiones del juicio, él mismo lo dejó muy claro: “Soy un viejo fascista de los años setenta y estoy feliz de ser así”. Tanto él como su defensa creen que, con el caso Mafia Capital, el Estado italiano ha querido ajustar todavía cuentas pendientes y se ha exagerado la descripción y la relevancia real de la trama corrupta.
A la lectura de la sentencia asistió la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, del Movimiento 5 Estrellas (M5E). Raggi logró su aplastante victoria, el año pasado, en parte como consecuencia de la indignación ciudadana por hechos como el caso Mafia Capital. Muchos romanos creyeron llegado el momento de pasar página, de confiar en el movimiento de Beppe Grillo y de dar un clamoroso bofetón a los partidos tradicionales, cómplices todos ellos de decenios de pésima administración municipal.
El tribunal, sin embargo, no consideró que los condenados formasen una asociación mafiosa en el sentido penal del término. Eso es importante porque suavizará su régimen carcelario. Las sentencias serán recurridas y probablemente no se sabrá el castigo definitivo hasta que se pronuncie el tribunal de apelación y, más tarde, el Supremo.