La Diada que decide el 1-O
Juan José Navarro Arisa, histórico de la prensa cultural catalana fallecido hace unos meses, nos aclaró que los agujeros del Calcetín de Antoni Tàpies aluden a los agujeros negros del universo. La obra escultórica fue concebida primeramente por el artista catalán como una pieza transitable de 18 metros. Finalmente, se quedó en poco menos de tres metros, lejos de la idea original de principios de los noventa del siglo pasado.
La ANC escogió ayer el espacio que ocupa el Calcetín para presentar la movilización de la Diada. Una manifestación que la entidad espera que no siga el ejemplo del empequeñecimiento del calcetín y que, al contrario, supere sus expectativas, sea más masiva que nunca, “desborde Barcelona y la colapse cívicamente”. “Sin una Diada de éxito no ganaremos el referéndum”, dijo el presidente de la ANC siguiendo el argumento que se le oyó decir a Manuel Delgado, histórico militante del PSUC, en una rueda de prensa reciente en la sede de Òmnium: “El 1 de octubre se gana el Onze de Setembre”. Para algunos, un fracaso de convocatoria sería fatal para el referéndum. Sería caer en un agujero. En uno negro.
Por si aún no quedaba clara la importancia que el independentismo da a la movilización, el mismo Sànchez se encargó de hacerlo notar acto seguido: “Lo que el día 2 de octubre seremos capaces de poner sobre la mesa de la comunidad internacional será lo que tengamos en el zurrón de las movilizaciones que hemos hecho en estos últimos años, y particularmente de esta Diada”.
Ayer en la Fundació Tàpies no estaba la Guardia Civil (broma manida y gastada ayer de tanto repetirla entre los asistentes), pero sí que dominaba un cielo sereno. Un lienzo azul matizado por la Nube y
silla que corona la Fundació desde 1990. La entidad soberanista ha dado con cuentagotas la información sobre la movilización.
La ANC quiere un Onze de Setembre com el de 1977, pero con “la única bandera de la autodeterminación”
Lo hizo a finales de abril, cuando explicó que se formaría una cruz humana en el Eixample de Barcelona; también dio detalles de la camiseta fluorescente en las Cotxeres de Sants. Ayer remató el trabajo. La cruz humana tendrá el centro en la confluencia de paseo de Gràcia y Aragó, donde se encuentra la Fundació, y se extenderá en dirección sur hasta la calle de Casanova, a los Jardinets de Gràcia por el oeste, al paseo de Sant Joan por el norte y la plaza Catalunya por el este.
Y habrá performance. Como siempre. Y empezará a las 17.14 h. Como siempre. Esta vez se harán progresar cuatro pancartas de grandes dimensiones hacia el punto central por encima de los asistentes. Y a medida que sobrepasen los congregados, los miembros de la ANC proponen que se pongan la camiseta fluorescente de este año en sustitución de las de Diades anteriores. Todo pensado para que se forme “un juego de colores”.
El ánimo de la entidad soberanista es la de emular el trabajo de la Diada de 1977. En aquella ocasión, se reunieron más de un millón de personas en el paseo de Gràcia siguiendo la convocatoria de lo que era la Assemblea de Catalunya, que vertebró la oposición antifranquista, para reclamar “Llibertat, Amnistia, Estatut d’autonomia”. En 1977 el derecho a la autodeterminación se quedó en el cajón. La diferencia es que ahora la ANC quiere una movilización que “vuelva a hacer pequeña esta avenida de la ciudad, pero con el derecho a la autodeterminación como única bandera”, opinó Sànchez.
La entidad contará con la colaboración de Òmnium y la AMI. De su trabajo también dependerá también el éxito de la convocatoria, convencidos como están que el Onze de Setembre servirá para “blindar Catalunya de la corrupción y de aquellos que intentan hacer escenificaciones”, en referencia a la visita de la Guardia Civil al Palau de la Generalitat, al Parlament y al Departament de Justícia. Como dijo el presidente de Òmnium, “un objetivo sereno”. Como el cielo de ayer sobre la Fundació Tàpies.