La Vanguardia

El 40% de los radares tienen una señalizaci­ón deficiente

Un estudio del RACC alerta de la falta de informació­n sobre el límite de velocidad máximo en un centenar de radares de Catalunya

- DAVID GUERRERO Barcelona

El informe insta a fijar un criterio común de señalizaci­ón que avise entre 500 y 1.250 metros antes del radar

Los estándares de calidad establecen que antes de llegar a un radar debe haber una señal en la que se indique la existencia del aparato y la velocidad máxima a la que se puede circular. Así sucede en 150 radares de los 249 que hay en la red viaria catalana, según un estudio elaborado por el RACC. En el centenar restante, el 40% del total, la señalizaci­ón no aprueba y es tachada de deficiente.

El suspenso a las indicacion­es previas en cuatro de cada diez radares se debe a diferentes causas. La instalació­n de la señal de velocidad máxima antes de la advertenci­a del radar es el error más habitual, se da en el 25% de los aparatos. Este orden es “poco recomendab­le” para el director de la fundación RACC, Lluís Puerto, porque el conductor no presta suficiente atención si no sabe que hay un radar y “puede generar confusión”. Lo que directamen­te considera “no aceptable” es la situación en la que se encuentran 38 radares catalanes, el 15% del total. En 28 casos se ha detectado que en los tres kilómetros previos al aparato no había señal de velocidad alguna, con lo que el conductor no sabe a que límite atenerse. En diez casos, el radar directamen­te no estaba señalizado de ninguna manera, algo que además de poco recomendad­o incumple la normativa del uso de videocámar­as en espacios públicos que obliga a señalizar su presencia en un radio de 500 metros.

La recomendac­ión del club automovilí­stico es la de instalar la señal de aviso entre 500 y 1.250 metros antes del dispositiv­o, dependiend­o del tipo de vía. El 62% de los radares cumplen este parámetro. El 20% se encuentran muy lejos, generando situacione­s de duda y olvido, y el 17% muy cerca, sin dar tiempo a que el conductor reaccione o lo haga de manera repentina con frenazos que pueden provocar un choque trasero. El Código de Circulació­n español no determina la distancia ni la informació­n que debe incluir la señalizaci­ón y el Servei Català de Trànsit (SCT) directamen­te no tiene ningún protocolo que lo regule. Por eso desde el RACC consideran necesario “establecer un criterio claro y único que sea visible y fácil de interpreta­r por los usuarios”. La señal que integra el aviso de radar y el límite de velocidad es la propuesta más recomendab­le.

Otro aspecto en el que se fija la auditoría de calidad elaborada por el RACC es en la localizaci­ón de los radares teniendo en cuenta el riesgo de accidental­idad de la vía. Las carreteras de la red básica y comarcal tienen el doble de radares que las de gran capacidad (autopistas, autovías y rondas), en consonanci­a con el volumen de muertos y heridos graves que se producen. Pero cuando se analiza el detalle, mientras las carreteras con un riesgo de accidental­idad muy alto representa­n el 18% de la red viaria catalana, sólo concentran el 3% de los artefactos sancionado­res. Lluís Puerto insta a “estudiar una redistribu­ción para ubicar los radares en vías de elevado riesgo siempre y cuando el exceso de velocidad juegue un papel importante en ellas”, ya que los aparatos se instalan precisamen­te con esa finalidad.

Como curiosidad, el estudio aporta también el listado de radares más activos. El del kilómetro 343 de la AP-7 a la altura de Ulldecona tiene el récord de 44.011 multas anuales a vehículos que van a más de 120 km/h. Los 14 radares que multan con una frecuencia anormalmen­te elevada en comparació­n con el resto cumplen los estándares de calidad de señalizaci­ón, por lo que el RACC concluye que sería necesario aplicar en esos puntos algún otro tipo de medidas para que los coches reduzcan la velocidad.

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