Los abuelos y la crisis
El consumo sólo creció en los hogares donde el cabeza de familia es mayor de 65
En el periodo que va del 2008 al 2016, los hogares en los que el cabeza de familia tenía más de 65 años aumentaron su gasto en alimentación y bebidas no alcohólicas un 36,9%
La idea de que durante la crisis los jubilados han actuado como red de seguridad a las familias lo confirmó ayer una estadística sobre consumo de los hogares. En el periodo que va del 2008 al 2016, los hogares en los que el cabeza de familia tenía más de 65 años aumentaron su gasto en alimentación y bebidas no alcohólicas un 36,9% mientras que en aquellas familias en que la persona de referencia tenía menos de 44 años se dio un descenso del 22,3%. Los hogares con cabeza de familia de entre 45 y 64 han mantenido casi invariable el gasto con un crecimiento mínimo del 1,2% en ocho años. Son datos del Observatori Bon Preu i Esclat del consum alimentari a Catalunya, elaborado por Josep Oliver (UAB) y Ramon Roig y Xavier Segura (Tracis).
“Los mayores de 65 años son los que más han ayudado durante la crisis, especialmente a los hijos”, explicó ayer Oliver. El catedrático de la UAB indicó que ese proceso de “transferencia generacional” se pudo dar porque las pensiones han registrado una “estabilidad” en el periodo mientras los salarios se reducían de forma casi generalizada. El ejemplo tipo que describe Oliver es el de un hijo que pierde el trabajo al que sus padres –ya jubilados– ayudan con transferencia de gasto en forma de compra de alimentos. “Muchas familias han podido soportar los estragos de la crisis gracias a una significativa transferencia generacional”, según se detalla en el informe.
Refuerza esa idea el hecho de que los hogares con el cabeza de familia mayor de 65 años no sólo crecieron en el conjunto del periodo analizado sino que en los años más duros de la crisis (entre 2008 y 2013) también incrementaron su gasto en alimentación y bebidas no alcohólicas un 17,4%.
Las cifras proceden de la encuesta de presupuestos familiares del INE. La alimentación es la parte más relevante del gasto de las familias después de la que se destina a la vivienda. El año pasado el peso de la alimentación respecto al consumo total era del 16,7% mientras en el 2008 fue del 15,7%. En valor absoluto se ha registrado una recuperación después de la fuerte caída del 2009. El gasto en consumo alimentario total y agregado en Catalunya en el 2016 fue de 15.100 millones de euros, similar a los 15.146 millones del 2008. En términos de consumo per cápita las estadísticas muestran que se ha pasado de gastar en alimentación 2.072 euros en 2008 a 2.058. La recuperación que se observa es similar a la que se da en otras grandes cifras macroeconómicas como el PIB que ha recuperado el año pasado el nivel de 8 ejercicios antes.
El informe destaca también un crecimiento del gasto alimentario durante la parte más dura de la crisis (2008-2013) de los hogares unipersonales del 17,1%. En cambio, los hogares con cuatro o más miembros gastaron un 18,6% menos. La tendencia se corrigió parcialmente durante los años de recuperación (2013-2016). El informe justifica el fenómeno con “los cambios operados en la estructura demográfica y con los profundos cambios sociales”. En este sentido se destaca “la confluencia del envejecimiento de la sociedad con los cambios culturales y sociales respecto a la convivencia” que llevan a un aumento de los hogares integrados por una sola persona.
CONSECUENCIAS El informe de Bon Preu califica el proceso de “transferencia generacional” ESTADÍSTICA El consumo agregado y per cápita en alimentación recupera en 2016 el nivel de 2008