Niños robados
La compañía La Tristura aborda con ‘Cine’ los miles de bebés que el franquismo arrebató
Parece un tema exclusivamente argentino: niños robados a sus padres por una dictadura militar y entregados a otros. Niños que no saben nada y, llegado un día, lo descubren. Pero no. Se trata de niños robados en España, durante la dictadura franquista, que fue infinitamente más larga. Si en el país sudamericano fueron robados medio millar de niños, en España, sólo hasta el año 1947 fueron robados 30.000, dice Celso Giménez, coautor y codirector junto a Itsaso Arana de Cine, una obra de la compañía La Tristura que se puede ver hoy y mañana en el Mercat de les Flors dentro del Grec y que aborda la tragedia de los niños robados en nuestro país que, hasta los años ochenta, podrían ser 300.000.
Giménez recuerda que el proyecto empezó al revelarles un amigo que había descubierto que él era un niño robado. A partir de ahí descubrieron una realidad pavorosa. La estrategia había comenzado con las tesis del gen rojo del psiquiatra franquista VallejoNájera: para salvar de él a los hijos de rojos había que reeducarles desde pequeños. Con los años, el robo ya no sería político sino un tema de redes mafiosas. Una historia que La Tristura ha convertido en un viaje exterior, casi una
road movie, y un viaje interior para relacionarse con la nueva identidad. Un viaje que protagoniza un cantante, Pablo Díaz, más conocido como Pablo Und Destruktion, y en el que además La Tristura experimenta con lograr primeros planos en el teatro como en el cine: cada espectador recibirá auriculares y, aunque la obra transcurra lejana, separada tras una tela transparente, escuchará el sonido como si estuviera en escena.