La Vanguardia

Un amor especial

Marsella acoge hoy la contrarrel­oj que decidirá el podio final, pero durante muchos años tuvo vetado el Tour

- XAVIER G. LUQUE Salon-de-Provence Enviado especial EL CONFLICTO

EL EXAMEN FINAL Un trazado de 22,5 kilómetros con salida y llegada en el estadio Vélodrome

UNA SUBIDA CORTA AL 9,5% El recorrido que decidirá el podio es llano, salvo la ascensión al santuario de Notre Dame de la Garde El alcalde perpetuo Gaston Defferre llegó tarde al final de 1971 y decidió que no quería nunca más el Tour Durante 18 años, Marsella no recibió el Tour, que sólo regresó por el bicentenar­io de la Revolución

“Mientras yo viva, el Tour no volverá a Marsella”. El campeón y el podio del Tour 2017 se deciden hoy en una contrarrel­oj de 22,5 kilómetros en Marsella que afianza las buenas relaciones entre la carrera y la segunda población de Francia en habitantes. Con inicio y final en el estadio Vélodrome, que hace cuatro días acogía un concierto de Céline Dion y dentro de cinco tiene el primer partido oficial de la nueva temporada del Olympique. Un trazado que lucirá los atractivos turísticos marsellese­s, la Corniche, el Vieux Port y también una subida de poco más de un kilómetro (al 9,5%) al santuario de Notre Dame de la Garde. Marsella como punto estelar del final del Tour, como gran escenario del desenlace, aunque este enamoramie­nto no ha sido precisamen­te la tónica de los últimos 45 años.

El primer Tour de la historia, en 1903, ya tuvo etapa en Marsella, un punto de paso clásico, poco menos que ineludible durante mucho tiempo. Pero todo se rompió el 10 de julio de 1971, cuando el entonces alcalde de la ciudad, Gaston Defferre, proclamó que la carrera francesa nunca más volvería a pisar la capital mediterrán­ea en su vida. Y así fue.

No regresó hasta 1989 (Defferre fue alcalde perpetuo desde 1953 hasta su muerte, en 1986). Y aun así, porque era el Tour que conmemorab­a el bicentenar­io de la Revolución Francesa y habría sido inexplicab­le que no pasara por Marsella. Desde entonces hasta ahora, ha habido sólo cuatro finales de etapa (en 30 ediciones) y a menudo por efémerides especiales, como en el 2003 (cien años de la creación del Tour) o en el 2013 (edición número cien de la carrera).

La historia de la ruptura tan drástica con Marsella empieza unos días antes de los hechos. El 7 de julio de 1971, en una etapa de Saint Étienne a Grenoble, Luis Ocaña ataca al líder, Eddy Merckx, aprovechan­do que ha pinchado. Entonces no tenían manías. Y el belga, que ya era doble ganador del Tour, pierde el maillot amarillo a manos de Joop Zoetemelk. Al día siguiente, Ocaña remata la jugada en una etapa de sólo 134 kilómetros que ha pasado a la historia, de Grenoble al puerto de Orcières Merlette. Un ataque lejano del ciclista conquense descabalga a Merckx, que llega a la meta, a pesar de ser tercero, a 8m42s. “Ocaña ha asesinado el Tour”, escribe el exciclista Joan Plans en Mundo Deportivo. Quien más, quien menos da por acabado el reinado del caníbal.

Después de un día de descanso llega la etapa que enfureció al alcalde Defferre. Domingo 10 de julio, 251 kilómetros entre Orcières Merlette y Marsella. Un recorrido primero en descenso y después llano que no presagia nada especial. “Jornada de transición”, explican los enviados especiales. Pero Merckx hierve por dentro. En la salida, mientras Ocaña habla con periodista­s, todo el equipo del belga se sitúa delante y tan pronto como cae la bandera el Molteni sale a muerte. Al pie del puerto los hombres de Merckx ya tienen un minuto de renta, el grupo principal no existe, todo ha saltado por los aires... La batalla es épica, pero la etapa es muy larga y por detrás Ocaña encuentra aliados: el dominio asfixiante de Merckx ha crea-

EL CASTIGO do muchos enemigos (el año anterior había ganado 8 etapas y había sido líder 20 días de 23). Durante kilómetros y kilómetros se vive una lucha encarnizad­a. La ventaja no crece mucho más, pero el belga no se da por vencido. Es una carrera de persecució­n endemoniad­a que acaba con una renta para Merckx de casi dos minutos. El golpe es más moral que efectivo.

“Merckx infernal”, proclama la portada de Mundo Deportivo .El belga, segundo de la general, todavía está a siete minutos y medio. No ha sido una operación decisiva, pero dos etapas más adelante, en una nueva edición de la lucha, Ocaña sufrirá el famoso accidente del descenso del Col de Menté y perderá el Tour.

Pero ¿qué más pasó en Marsella? Pues que el ataque del Molteni concluyó con un hecho insólito: Merckx y los primeros se plantaron en la meta casi una hora antes del cálculo más optimista. Las calles, semidesier­tas, y en la tribuna no estaba... ni el alcalde, que seguía comiendo tranquilam­ente con los vips de turno. Defferre se lo perdió y lanzó la sentencia: “Mientras yo viva, el Tour no volverá a pisar Marsella”. Así dicho, así hecho.

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