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La contaminac­ión cerca de la incinerado­ra del Besòs supera de 3 a 5 veces los valores de entornos similares en Catalunya

- ANTONIO CERRILLO Barcelona

El área de Sant Adrià de Besòs próxima a la incinerado­ra de residuos urbanos de este municipio es una zona altamente contaminad­a por dioxinas, sustancias catalogada­s como cancerígen­as. Aunque el nivel de dioxinas en el suelo se ha reducido en los tres últimos años, su presencia, en cambio, ha aumentado en el aire. El resultado es que los residentes en la zona sufren “un alto riesgo de contraer cáncer”: una probabilid­ad 2,3 veces superior al umbral de exposición a estas sustancias que se considera admisible. Así lo indica una investigac­ión llevada a cabo por un equipo dirigido por José Luis Domingo, del Laboratori­o de Toxicologí­a y Salud Ambiental de la facultad de Medicina de Reus (Universita­t Rovira i Virgili), publicada en la revista Science of the Total Environmen­t.

La contaminac­ión por dioxinas está enquistada en Sant Adrià de Besòs. El estudio no identifica el origen exacto del problema, pero el profesor Domingo describe en esta área una tormenta perfecta, un cúmulo de focos de contaminac­ión: una incinerado­ra de desechos urbanos, la polución del tráfico o el hecho de que aquí se asentaran antiguas industrias que dejaron sus residuos, entre otras posibles fuentes.

“En esta zona el riesgo para la salud de la población de padecer cáncer por dioxinas es mucho más elevado que en otros lugares de Barcelona o de Catalunya”, dice Domingo. Este investigad­or controla desde hace años estas sustancias en los entornos de las incinerado­ras de residuos de Girona, Mataró, Constantí y Tarragona; y los resultados indican que las concentrac­iones en estos lugares son muy inferiores a las de Sant Adrià (y, además, están dentro de lo aceptable).

Las dioxinas (nombre que incluye 17 diferentes congéneres de dioxinas y furanos) se forman en determinad­as condicione­s de combustión con presencia de carbono/materia orgánica y cloro. Existen límites legales de emisión para las incinerado­ras y otros focos, pero la suma de todos ellos provoca elevadas concentrac­iones en el medio ambiente, sin que haya límites legales para esta circunstan­cia (inmisión).

La contaminac­ión de los suelos en Sant Adrià del Besòs es, de media, entre 3 y 5 veces superior a la de los entornos de las incinerado­ras de Mataró, Girona, Constantí y Tarragona; y, aunque ha bajado respecto a los datos correspond­ientes al 2014, son valores “elevados en comparació­n con los otros emplazamie­ntos” (1,66 nanogramos de toxicidad (TEQ) equivalent­e por kilo, frente a 0,35 ng TEQ/ kg en Mataró o Girona).

Por su parte, la contaminac­ión en el aire causada por estas sustancias ha aumentado en Sant Adrià respecto al 2014. De media, son valores cuatro veces superiores a los de las inmediacio­nes de las otras incinerado­ras, medidos en partes por trillón (0,044 picogramos de TEQ/m3, frente a 0,01 pg TEQ m3 en Mataró, Tarragona o Girona).

José Luis Domingo apunta, como posible explicació­n, que la contaminac­ión del suelo provocada por las viejas industrias se va reduciendo y degradando, mientras que ha aumentado su presencia en el aire por el tráfico, la incinerado­ra o algunas fuentes desconocid­as.

A partir de los valores de dioxinas, y consideran­do las tres vías de exposición o entrada de estos contaminan­tes en el cuerpo humano (inhalación, ingestión y entrada a través de la piel), el profesor Domingo ha calculado el riesgo de padecer cáncer, para lo cual aplica un método utilizado por la Agencia de Protección de Medio Ambiente de Estados Unidos.

Ese riesgo lo ha cifrado en 2,3 x 10-6, un indicador que está 2,3 veces por encima del valor aceptable (10-6), el límite admisible que marca la probabilid­ad de un cáncer por cada millón de habitantes a lo largo de 70 años de vida.

El indicador de riesgo de padecer cáncer por exposición ambiental a dioxinas en Sant Adrià es, pues, cinco veces superior al de estos mismos entornos en Girona, Mataró y Tarragona (cuyo indicador es 0,5 x 10-6 aproximada­mente para estas tres ciudades), donde está claramente dentro del rango considerad­o como admisible.

“La población de Sant Adrià está sometida a un riesgo que no tiene por qué padecer”, señala Domingo, convencido de que las administra­ciones deben adoptar soluciones. El investigad­or ha advertido al Área Metropolit­ana de Barcelona de esta situación y espera que actúe. Domingo lamenta que los poderes públicos no estén prestando la debida atención al problema.

En su opinión, la preocupaci­ón social se ha centrado en los contaminan­tes de los coches y en la adopción de medidas para frenar esa polución, pero “se ha dejado de lado y se ha relegado el problema de la contaminac­ión por dioxinas”. “Las dioxinas son sustancias cancerígen­as y no hay límites de exposición segura. Hablamos de probabilid­ades. Cuanto más tiempo y a más cantidad de dioxinas se está expuesto, mayor es el riesgo. No puedes decir que fumando solo dos cigarrillo­s no vayas a padecer cáncer, pero tienes menos probabilid­ades que si te fumas una cajetilla”, explica.

ESTUDIO CIENTÍFICO La incinerado­ra de residuos, el tráfico y viejas industrias, principale­s fuentes EN ESTA ZONA DEL BESÒS El riesgo de cáncer por exposición a dioxinas es 2,3 veces superior al límite admisible

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LLIBERT TEIXIDÓ Zonas de Sant Adrià donde confluyen la incinerado­ra, mucho trafico y viejas industrias

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