Kamasi Washington
Kamasi Washington, saxofonista, da hoy un concierto extraordinario en el Festival de Jazz
MÚSICO DE JAZZ
Kamasi Washington, autor del monumental The epic, uno de los grandes discos de jazz de los últimos años, toca esta noche en Barts (Barcelona) en un concierto extraordinario del 49.º Voll-Damm Festival Internacional de Jazz.
La música de jazz. La música, simplemente, para los músicos de jazz. Un enfermo terminal con salud de hierro que cada diez años más o menos está a punto de desaparecer, y cada década renace de sus propias cenizas con renovada energía. Como ahora mismo, cuando la música, simplemente, la música, se ha convertido en la gran música en manos de Kamashi Washington, ese saxofonista de Los Ángeles que ha revolucionado el mundo del jazz con The epic. Donde la gastada fusión –esa cita a pie de pagina de una historia repetida y marchita– deja paso a otra cosa: a una nueva destilación. El encuentro de la espiritualidad salvaje de Coltrane con la búsqueda galáctica de Sun Ra, sin olvidar la aportación que ha dejado en Washington el funk y el soul de los setenta ni el cálido sonido de Joe Henderson. Con ese bagaje, Washington mira hacia delante en sus colaboraciones con visionarios como el rapero Kendrick Lamar y el genio de la electrónica Flying Lotus. Esta noche, el 49.º VollDamm Festival Internacional de Jazz de Barcelona acoge, de forma extraordinaria, fuera de sus fechas habituales, la presentación de la banda de Kamashi Washington en la sala Barts. La cita es a las nueve de la noche...
¿Viene con dos baterías, dos bajos, dos teclados y una sección completa de metales, como en The epic? Viajamos ligeros de equipaje, hombre. Pero prácticamente lo mismo. Una formación de gira. Pero nuestro sonido estará ahí. Somos ocho en el escenario.
¿Qué podemos esperar? Jazz, claro. O sea, lo inesperado. El jazz se reinventa en cada concierto, porque cada actuación es siempre única. Diferente al anterior.
Dicen que Kamasi Washington es el salvador del jazz... Si el jazz necesita un salvador, algo va realmente mal. Si dicen eso de mí, es un gran honor, por supuesto. Pero lo único que puedo decir es que toco la música que hay en mi corazón. El jazz es el fundamento de lo que soy como persona, algo esencial. La música me ayuda a mí, y yo honro esta música. No; no soy el salvador del jazz; si acaso, me salvo yo mismo, cada noche, en cada concierto, con la música.
Hay quien habla de decadencia en esta manera de hacer música. No lo veo así. En estos momentos hay gente maravillosa tocando jazz. Músicos que están haciendo el mejor jazz de todos los tiempos. Puede que la música sufra de mala imagen, y hay gente que tiene una visión equivocada de lo que representa. Como decía hace un momento, el jazz es la música de la autoexpresión que vive en el momento, sabes, y si la gente supiera de qué va realmente el jazz de ahora mismo, se dejaría de prevenciones y se acercaría sin complejos a la música...
Pero hay quien odia el jazz... Lo que pasa es que esa gente ha oído muy poco jazz. Cuando alguien dice que no le gusta el jazz, le pregunto: ¿y tú qué has oído? Son gente que piensa que el jazz es algo pasado de moda y difícil, una música complicada de otro tiempo. Son gente que ya no escucha de verdad. Como mucho suelen decir, sí, ya ves, antes me gustaba el jazz. Pero ya no. Es algo del pasado. Pues a esas personas yo les digo: abrid vuestro corazón al jazz y viviréis una experiencia hermosa.
Su música, por momentos, parece que enraíza con el jazz-funk de los setenta... El sentido del ritmo es importante para nosotros, por supuesto. Pero nuestra música tiene muchas y muy diversas influencias: el jazz de los ochenta y noventa, y también el de los cuarenta y los cincuenta. Toda la historia del jazz en realidad. La experimentación de los sesenta. Todo está ahí, porque no somos una isla y todo nos influye y todo nos marca, como la música de Debussy y otros compositores clásicos...
Y John Coltrane... Y Coltrane, por supuesto. Es inevitable. ¿Qué saxofonista no ha sido influenciado por Coltrane?
Usted ha nacido y se ha formado como músico en Los Ángeles. ¿Es un buen lugar para el jazz? El mejor.
Desde aquí parece un lugar peligroso para tener la piel negra y un cierto aire amenazante, como usted... ¿Lo dice por la policía? ¿Por las bandas callejeras? Bueno, es cuestión de estar atento. Los Ángeles es una ciudad maravillosa si no haces el tonto. Cuando era joven estaba completamente centrado en la música, y eso ayuda: tener un propósito, hacer algo, te evita no estar haciendo nada; porque cuando no haces nada, a la que te despistas puedes acabar haciendo algo malo...
Tiene usted un apretado calendario de giras... Me encanta estar en la carretera. Tocamos todos los días. Es cansado, pero todo cobra sentido en el escenario, con los colegas. Tocando.
¿Cómo ve el futuro? Brillante, hombre. Si estamos un poco atentos, será brillante. Somos más los que pensamos que la luz y la armonía son mejores que la oscuridad y el odio.