Mallorca y el turismo
Los expertos alertan de la degradación de los tesoros naturales de la isla
Los ecologistas de Mallorca se están movilizando contra el turismo masivo. Alertan de la degradación de los tesoros naturales de la isla.
“Queda proclamado el estado de emergencia”. Así de contundentes se muestran desde el GOB, la principal organización ecologista de Balears. La entidad advierte que la devastadora maquinaria urbanizadora y la masificación turística que se despliega sobre las islas están a punto de devorar irremediablemente el territorio y los recursos naturales del archipiélago. Una amenaza de la que muchos ya empiezan a tomar conciencia, si bien aún falta una mayor sensibilización por parte de la sociedad, recuerdan en el GOB.
En este contexto, un grupo de activistas volvió a ocupar el pasado sábado Sa Dragonera, el islote que mejor representa la lucha contra la vorágine constructora y especulativa. Tienen previstas otras movilizaciones a lo largo del verano, aunque todavía no han precisado cuáles.
La reocupación de Sa Dragonera se produce justo cuando se cumplen 40 años del arranque del enérgico movimiento social comprometido con la protección del territorio que con la ocupación del islote no sólo paralizó un proyecto urbanístico sino que además acabó con la declaración de Sa Dragonera como parque natural. Cuatro décadas después, aquella protesta que despertó la conciencia ambiental y la idea de que el patrimonio natural es un bien común que debe ser preservado se repite con el mismo objetivo. Ahora, en cambio, aseguran, la necesidad es mayor: “Es urgente la administración racional de un territorio escaso que, si no ponemos remedio, se hundirá bajo nuestros pies”, señala Toni Muñoz, el responsable del área de conservación del GOB.
De hecho, si en 1977 la sociedad balear se rebeló contra una de las grandes constructoras y consiguió abortar sus planes para levantar una urbanización de lujo sobre Sa Dragonera, ahora la presión urbanizadora y turística va más allá. Ya no se trata sólo de un islote. Es toda la isla de Mallorca y, en menor medida, el resto del archipiélago. Así, si en estos últimos años se ha conseguido preservar muchos parajes, ahora la situación, según Muñoz, es de “alerta ecológica sin precedentes y generalizada”.
Algunos expertos ya ponen en duda el monocultivo turístico como principal motor económico de las islas. Otros van más allá y también cuestionan que la gran mayoría de las decisiones políticas se adopte en la misma clave. “Hemos llegado a un extremo en que todo se piensa en clave de producto turístico y en que la saturación invade y degrada todos los rincones de la isla y los recursos naturales de los que disponemos, y nos lleva a situaciones límite propias de un colapso ecológico y también social”.
Los datos oficiales no niegan la sobreexplotación de los recursos hídricos o la presión humana que soportan cada día algunos espacios naturales. Según el Consell de Mallorca, el cinturón de Palma (la principal arteria de la isla) ha batido este año todos los récords. Cada día soporta la presión de 180.000 vehículos. El colapso circulatorio se ha convertido en habitual.
También la patronal de coches de alquiler denuncia que se ha tocado techo y que sobra un 20 por ciento de los vehículos que circulan por las carreteras de Baleares. Actualmente hay 80.000 coches de alquiler en circulación por las cuatro islas, de los que sobran, según la patronal, unos 16.000 para mantener la calidad turística y de vida de los residentes.
La sensación de colapso es tan evidente que cada día crecen más las voces en contra del turismo desmesurado. Unas críticas que el Govern intenta aplacar reinventando sin éxito temporada tras temporada la tan deseada desestacionalización. No obstante, los turistas siguen concentrándose los mismos meses cada año, desbordando unas infraestructuras que son del todo insuficientes para absorber un turismo masivo que amenaza con llevar las islas a morir de éxito.