Alternativas al Top Manta
En catalán coloquial ya existe una cierta tradición de marcas blancas, lideradas por la marca No-t’hi-fixis
El pasado martes, en una columna titulada “El regador regado”, Quim Monzó comentaba la existencia de Top Manta, la marca oficial de productos comercializados por el sindicato de manteros en Barcelona. Alababa el trabajo de naming que transforma una denominación peyorativa en motivo de orgullo, se imaginaba gente dispuesta a lucirla para mostrar su originalidad y lo remataba con una previsible paradoja: el día que unos manteros no afiliados al sindicato falsifiquen los productos de la marca Top Manta. Hay dos tipos de falsificadores de marcas: los que no se cortan de calcar nombre y logo de la marca falsificada y los que sólo buscan aproximarse a ella. Hay ejemplos a porrillo: zapatillas Puma y Yumas, juegos de mesa Scrabble y Pensable, licores Baileys y Bailas... De ahí que la protección que ofrecen los registros de marcas se parezca tanto al sistema de premios de los números de lotería, que tiene en cuenta las aproximaciones. La globalización digital lo hace todo aún más complejo, porque la proliferación de sufijos multiplica los registros de dominio. Pero la cosa viene de lejos. La falsificación es inherente a la condición humana. Junto a la Gran Cartuja, en Voiron, visité el museo del Chartreuse y casi ocupaban más espacio las falsificaciones (“Imitations et contrefaçons”) que el proceso de elaboración a partir de la fórmula secreta de 130 componentes vegetales preservada por el mariscal d’Estrées en 1605. Había centenares de botellas falsas de todas las épocas etiquetadas en múltiples ciudades europeas, algunas de las cuales jugaban con el nombre del Chartreuse de un modo zafio: Chartreusse, Cartreuse, Certosa... En realidad, tras la Revolución Francesa la única DO genuina era la de las botellas procedentes de Tarragona, donde la gente aún lo pronuncia Jartrès (o Gertrès).
Los productos que suelen vender los actuales manteros tienden a ser de mentirijillas y desconozco si la nueva marca Top Manta pretende aumentar su calidad. Siguiendo la lógica que apuntaba Monzó, tal vez sus imitadores buscarán remedarle el nombre y pronto circularán productos TopeManta, Pot Manta, Mot Panta... En catalán coloquial ya existe una cierta tradición de marcas blancas (con perdón) que pueden servir de alternativa a la marca del sindicato mantero. A quien pueda interesar, la reina de la fiesta es la marca No-t’hi-fixis. ¿Cuántas veces no habremos escuchado a algún familiar decir que la ropa que ha comprado en un mercadillo es de esta marca? Pueden ser pantalones, blusas, faldas, medias, bambas... La marca No-t’hi-fixis cubre toda la gama. Y hay más. En un segundo nivel de calidad (nominal) estarían las marcas Delmer, Delco, Dundra (en castellano Duntra) y Dungi; a saber: Del Mercado, Del Contenedor, D’un Drapaire (Trapero) y D’un Gitano.