El recuerdo del 92 rescata por un día el espíritu del diálogo
Dirigentes de todas las sensibilidades evocan el éxito organizativo de los JJ.OO. el Rey apela ante Puigdemont a recuperar la unidad
“Y ahora, que lo traduzcan al castellano”, comentó con sorna Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, al concluir su intervención en el acto de celebración del trigésimo aniversario de la puesta en marcha del CAR de Sant Cugat, que se ha avanzado al mes de julio –de hecho empezó en octubre de 1987– para hacerlo coincidir con el de los Juegos Olímpicos de Barcelona’92. No hacía falta ninguna traducción porque al dirigente del COI, que ya se había expresado en la lengua de Cervantes, se le entendió todo, desde el valor y la importancia del deporte en el mundo hasta la huella que dejó el acontecimiento de 1992, “porque desde entonces la amistad nos ha unido haciendo caso del lema ‘Amigos para siempre’”. Por si quedaba alguna duda, Bach tiene un perro llamado Cobi en honor de la mascota olímpica.
El rey Felipe VI presidió la ceremonia junto al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saenz de Santamaría, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, y el mencionado Thomas Bach, entre otras personalidades de la política y el deporte. Una de ellas, Gerard Figueras, secretario general del Esport de la Generalitat, indicó que “el legado del 92 es bien visible con unas instalaciones que ahora ocupan una extensión de 17 hectáreas y un gran número de personas que vivieron sus mejores experiencias e hicieron lo posible para que todo saliera bien”. A su lado, José Ramón Lete, presidente del Consejo Superior de Deportes, comentó que “los momentos inolvidables son raros en la historia, pero para varias generaciones uno de ellos son los Juegos de Barcelona, que marcaron el futuro de este país”.
La conmemoración, celebrada en el pabellón de tenis del CAR de Sant Cugat, transcurrió con absoluta normalidad con excepción de un incidente menor, cuando uno de los asistentes intentó levantar una estelada que le fue arrebatada con rapidez por los servicios de seguridad. Lo mismo sucedió con una pancarta de dimensiones muy reducidas que mostró acto seguido durante unos segundos y en la que podía leerse “Volem votar”. Asimismo, en el exterior, a la llegada de la comitiva que presidía Felipe de Borbón, un grupo reducido de personas gritó “Viva España” en presencia de Puigdemont.
Todos los asistentes coincidieron en destacar la emotividad del audiovisual que repasó algunos de los mejores momentos de los Juegos catalanes. No faltaron los principales triunfos, como el de Fermín Cacho en la recta del Estadi, o incluso la llorada plata del waterpolo masculino, que tanta ira levantó en primera instancia, aunque acabó siendo un paso hacia el oro en Atlanta’96.
Y es que nadie parece cansarse nunca de visionar una y otra vez unos recuerdos que están grabados en la retina de cada uno de los que estuvieron presentes en aquellas inolvidables jornadas del verano del 92. En su discurso, que tuvo guiños políticos, el president Puigdemont se refirió a la ambición catalana en busca de unos Juegos de Invierno y dejó también claro que “los Juegos de Barcelona son el reflejo exacto de la forma de ser y de actuar de Catalunya y de su gente, acogedora, emprendedora e ilusionada, que siempre ha apostado por el carácter multilateral y los principios que lo fundamentan: respeto, diálogo y pacto”. Bach lo miraba con atención cuando indicó que “Catalunya siempre estará agradecida y comprometida con el movimiento olímpico, que entendemos como un abanderado de la
THOMAS BACH “Desde entonces la amistad nos ha unido haciendo caso del lema ‘Amigos para siempre’”
paz y la libertad”. Para concluir, destacó que “el CAR simboliza perfectamente el compromiso que aglutina a las instituciones públicas y a la sociedad deportiva para construir una sociedad mejor, más justa, más formada y más libre a través del deporte”.
Las cifras del CAR reflejan la enorme importancia de las instalaciones por las que tanto luchó Josep Lluís Vilaseca, que recibió una placa conmemorativa de manos de Felipe de Borbón, Puigdemont y Bach. Bien lo sabe Mercè Conesa, alcaldesa de Sant Cugat, que elogió “la voluntad deportiva” de sus conciudadanos, “tal vez por la proximidad del CAR”.
En el palacete Albéniz, desde donde salía el primer relevista con la antorcha, estuvo Pasqual Maragall, el alcalde olímpico. “Gracias, Pasqual, nos enseñaste a querer y a estar orgullosos de esta ciudad. Sin tu generosidad, no estaríamos aquí”, le dijo Ada Colau, alcaldesa de Barcelona.
CARLES PUIGDEMONT “Barcelona’92 refleja la forma de ser de Catalunya, su apuesta por el respecto, el diálogo y el pacto”