Barcelona’92
Olímpicos para siempre, 25 años después
Un matrimonio octogenario se detiene a mirar la pantalla más o menos grande, que no gigante, dispuesta en la plaza Catalunya, para contemplar por un momento aquella histórica grabación del instante en que Barcelona fue oficialmente elegida como sede de los Juegos Olímpicos del año 1992... Y mientras un exultante Pasqual Maragall se abraza con los suyos en la pantalla más o menos grande, una sonrisa la mar de cándida se dibuja en los rostros de los dos octogenarios.
“Disculpen, ¿pueden decirme por qué están aquí hoy?”, les prede gunta el cronista, ávido de declaraciones nostálgicas. “Pues porque hemos venido a El Corte Inglés –responden al unísono–. Ahora vamos a coger el metro y nos vamos para casa, que ya es tarde”. El cronista les pregunta entonces si acaso no piensan quedarse a la fiesta de cumpleaños de la cita olímpica. “No hace falta –responde el hombre, muy dicharachero–. Nosotros ya vivimos todo esto en directo cuando pasó, hace 25 años, ¡no se nos ha olvidado!”. “Sí –añade la mujer–, lo vimos en directo cuando lo hicieron..., en casa, en la televisión ¡fue todo tan bonito!”. “Sí, además tenemos una hija que ahora vive en la Vila Olímpica, y vamos mucho a visitarla. Antes, todo aquello, era un montón de fábricas y descampados, pero al final se quedó muy bonito. Los Juegos Olímpicos dejaron una Barcelona muy bonita”.
Barcelona conmemoró ayer la celebración, un cuarto de siglo atrás, de sus Juegos Olímpicos. Y en verdad lo hizo de un modo más bien discreto. En algunos momentos el sarao tuvo aires de mero trámite. Centenares de personas se congregaron en la plaza Catalunya para... “Nosotros hemos venido a ver a los Mambo Jambo”, explican unos veinteañeros. “Lo malo es que te registran en la entrada y no te dejan meter latas de cerveza”. “Y además aquí no venden nada”. Unos turistas preguntan entonces hasta qué hora durarán los conciertos, que si les da tiempo a ir a cenar algo y luego volver y... La selección de cortes que proyectaron las pantallas más o menos gigantes no fue precisamente variada. Oscuros nubarrones amenazaban con aguarlo todo. Y lo hicieron.
La carrera de la llama olímpica desde Montjuïc tampoco despertó una gran expectación ciudadana. Ya se sabe: estos días estivales siempre se marcha mucha gente de la urbe. Su recorrido se animó sobre todo a su paso por la Rambla. Las notas de Boig per tu erizaron unos cuantos pelos a su llegada a la plaza Catalunya. Nunca fallan. Epi continúa inspirando mucho cariño. “¡¡¡Superepi!!!”.
El amago de lanzamiento de la flecha de fuego resultó extraño. Sí, en realidad fue necesario escarbar un poco entre el respetable para hacerse ayer con un poco entusiasmo olímpico. Tenía que ser precisamente la actuación de Los Manolos la que llevara a la gente a rememorar aquel verano de hace 25 años, pero la lluvia hizo acto de aparición. La esperada actuación se suspendió durante unos minutos en espera de que amainara , pero no lo hizo, todo lo contrario. Arreció aún más. Al final Los Manolos sólo pudieron tocar unas pocas canciones y el esperado Amigos para
siempre se emitió a través de las