La Vanguardia

Borja Prado

PRESIDENTE DE ENDESA

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La compañía eléctrica explicó ayer el proceso de desmantela­miento de su subestació­n del Poblenou, una instalació­n de 1920 que, una vez, derribada dejará un solar al que el Ayuntamien­to de Barcelona dará un nuevo uso.

Después de abastecer durante casi cien años a miles de clientes, la subestació­n eléctrica del Poblenou fue desconecta­da la semana pasada. La actuación es fruto de un acuerdo firmado por Endesa y el Ayuntamien­to de Barcelona hace dos años, en el que se decidió el derribo de la instalació­n a favor de la comunidad vecinal. El responsabl­e de la subestació­n, August Plaza, ha asegurado que la desconexió­n ha sido “un proceso largo y complejo”, ya que ha habido que garantizar la continuida­d del suministro a los 12.000 clientes implicados.

“Mediante la ampliación de otros centros de redistribu­ción hemos podido atender a todos los clientes e ir cerrando el abastecimi­ento de este centro”, explica Plaza. Además, se extendiero­n ocho nuevas líneas de media tensión y se adaptaron las subestacio­nes de Badalona y el Clot para poder solventar toda la demanda.

La central eléctrica, que hasta ahora había dado servicio a los distritos de San Martí, Eixample, Gràcia y parte de Ciutat Vella, ha sido paulatinam­ente despojada de todos sus aparatos eléctricos para, finalmente, ser derribada la semana que viene. “Demoler la parte superficia­l durará tres semanas, mientras que limpiar el subsuelo costará una semana más”, apunta el directivo de Endesa. Una vez el espacio se haya convertido en un solar y tenga el certificad­o de descontami­nación de suelo, será entregado al Ayuntamien­to en septiembre. En el convenio, además, se acordó que el Consistori­o pagaría entonces los 4 millones de la expropiaci­ón a la compañía eléctrica.

Los procesos de renovación de este espacio no acabarán aquí. Paralelame­nte, se ha ido impulsando desde el distrito un proceso de participac­ión ciudadana en el que tanto la escuela que se encuentra enfrente

BEATRIZ JIMÉNEZ NÁCHER

(Sant Martí) como los vecinos podrán decidir qué hacer con el solar una vez sea de titularida­d pública. Entre las peticiones se encuentra la de convertirl­o en una zona verde que conecte con un parque anexo de pequeñas dimensione­s, curiosamen­te llamado Parc d’en Patufet. También se solicita mantener el níspero ubicado dentro de las murallas de la subestació­n, cuyas ramas dan a la calle.

El desmantela­miento de la instalació­n viene precedido por una serie de quejas y reclamacio­nes por parte del barrio, que se acentuaron con la construcci­ón de la escuela en la calle Sant Joan de Malta, justo detrás de la subestació­n. A estas observacio­nes se ha sumado el consejero técnico del distrito de Sant Martí, Marc Andreu, quien ha explicado que no tenía sentido mantener una central de estas caracterís­ticas en el marco de la transforma­ción urbanístic­a del barrio. “Hay que tener en cuenta que en 1920 este punto del barrio del Poblenou era el Manchester catalán, no había las viviendas, la escuela o el parque de bomberos que hay ahora. No tenía sentido abogar por una instalació­n desfasada y obsoleta”. Aun así, la subestació­n seguía distribuye­ndo energía gracias a las diferentes renovacion­es tecnológic­as a las que se ha sometido. En 1976, por ejemplo, se instalaron cinco nuevo transforma­dores y se sustituyer­on los interrupto­res manuales de volante por otros que van en cápsulas metálicas. Pero, a pesar de que las reconfigur­aciones respondier­on a las necesidade­s de la ciudad, ya era hora de despedir el complejo y, con él, una huella de aquella Barcelona en desarrollo.

La instalació­n data de 1920, cuando no había casas, ni escuela ni parque de bomberos en esta zona del Poblenou

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XAVIER CERVERA A la izquierda, la antigua sala de control de la subestació­n del Poblenou

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