Jaime Caruana
EXGOBERNADOR BANCO DE ESPAÑA
Jaime Caruana, exgobernador del Banco de España entre el 2000 y el 2006, no admitió ayer responsabilidad alguna en la crisis financiera e inmobiliaria española que se forjó, en buena medida, durante su mandato.
El gobernador del Banco de España entre el 2000 y el 2006, Jaime Caruana, trató de defenderse ayer ante la comisión sobre la crisis financiera de las acusaciones de inacción del supervisor ante la burbuja inmobiliaria y de crédito que se gestó a comienzos de siglo. Y que contribuyó a complicar la gran recesión años más tarde. En su descargo, el máximo responsable del Banco de España con gobiernos de José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero señaló directamente a quienes dirigían bancos y cajas ahorros. “La responsabilidad de gestores y órganos de gobierno no puede ser sustituida por ningún supervisor; algunos tomaron más riesgos y lo gestionaron peor”, aseguró, para añadir más tarde: “El Banco de España no era quien concedía los créditos”.
El exgobernador se mantuvo firme en la defensa de la actuación del supervisor, con escasos visos de autocrítica. “El Banco de España sí actuó y con iniciativas novedosas a otros países, aunque fue insuficiente”, opinó desde un principio Caruana, quien calificó la labor de supervisión de “muy activa”. Además, destacó que advirtieron “reiteradamente” de los riesgos, como la rebaja en la exigencia en la concesión de hipotecas o la imparable subida de los precios de la vivienda. Así, indicó que en aquella época las entidades financieras recibieron 110 escritos y 473 observaciones del Banco de España. Actuaron “con la legislación vigente y la información disponible”, precisó.
A lo largo de las tres horas de el análisis del exgobernador giró en torno a la imposibilidad de prever una recesión “de dimensiones descomunales”, en la que se combinaron los desequilibrios internos acumulados –rápido endeudamiento del sector privado por la burbuja inmobiliaria y fuerte dependencia de la financiación exterior– y factores externos “magnificadores” –léase, la crisis internacional que arrancó con Lehman Brothers y, sobre todo, la del euro en el 2012-–
Según el actual director general del Banco de Pagos Internacionales, el supervisor avisó de la necesidad de aplicar políticas fiscales más estrictas, de la pérdida de competitividad y reclamó reformas estructurales. En línea con el informe sobre la crisis financiera presentado hace unas semanas por el gobernador Luis María Linde, Caruana insistió en que le faltaban instrumentos para contribuir a atajar la situación.
En su opinión, el papel del Banco de España “ayudó a reducir el impacto de la crisis”, pero no pudo evitarla. Durante su comparecencia, destacó de forma reite- rada entre los aciertos del supervisor haber decidido que los bancos realizaran provisiones contracíclicas. Esta medida, aseguró, “otorgó entre uno y dos años de margen para afrontar los problemas”. También aprovechó para recordar que en su momento había criticado la gobernanza de las cajas de ahorro y señaló que dicha materia recaía en las competencias de las comunidades autónomas.
¿No fueron capaces de ver las señales?, inquirieron los distintos portavoces de los grupos. “El Bancomparecencia,
co de España estaba más preocupado que lo que decía el FMI. Pero cuando las entidades cumplen los requisitos legales es muy difícil que la actuación del Banco de España sea efectiva”, alegó Caruana. Y apuntó que hay “más capacidad de actuación” si hay incumplimientos, así como es más difícil reclamar contención presupuestaria cuando existe superávit.
¿Se pudo hacer más? “No teníamos el libro”, argumentó el máximo responsable del supervisor entre el 2000 y el 2006, apostillando que: “A posteriori, todo es más fácil”.
La oposición interrogó a Caruana también por posibles presiones de los gobiernos del PP y socialista con los que coincidió, y éste lo negó con rotundidad: “No tuve ningún conflicto con ninguno de los dos. No recibí ninguna llamada ni para pedir que hiciese muchísimo más ni para decirme ‘Oye, esto se nos está yendo de las manos; di-